jueves, 16 de marzo de 2017

Mujeres de la Biblia La Cananea



La cananea


La verdad me había fijado algunas veces en esta mujer, hasta escribí un cuento ella.

Pero fue en un retiro, en el cual ella era el tema, en él que me fije más en su personaje, como en alguien vivo.

Vivía la mujer en lo que es el Líbano, pagana como toda la gente de su entorno, con una niña enferma (entonces toda enfermedad era achacada o al demonio o a malos espíritus); la mujer acude al encuentro de un hombre que le han dicho, ha hecho en su pueblo (Israel) algunas curaciones. Y allá se va, tal vez no sepa que un judío como es Jesús no puede recibir ni tratar con una gentil como ella, o tal vez lo sepa, y le importe un pimiento, sólo le importa su hija, como a toda madre que se precie.

Así pues se acerca al hombre, y le dice “Jesús hijo de David, mi hijita yace en casa atormentada por el demonio”; ante esto Jesús calla, no es desde luego porque le importe el precepto humano que impedía el trato con paganos,  o tal vez sí, Jesús es hombre, es judío, y la religión judía prohibía, que un judío se acercará a un pagano, a un gentil, cierto que Jesús iba a su Aire, al Aire del Espíritu Santo, pero se había encarnado, en un pueblo en una religión.
No sé si María, le habría contado lo de los Magos, los primeros paganos que se acercaron a él

Jesús como Dios es Señor de todos, y de todo, como hombre también por la unidad de Persona, pero es hombre de verdad y no lo sabe todo, se hizo hombre no se disfrazo

Por eso, responde a la mujer, como lo haría todo buen judío. “No está bien, tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perros”; es lo que nos llamaban y llaman los judíos, y, Jesús lo es
Pero Dios Padre, va intervenir, primero a la mujer a la pagana, a la cananea, la va usar para enseñar a su Hijo, que es Redentor, Salvador de todos, que ovejas perdidas de Israel son todos los hombres,  también los que se creen en Israel
A ella a la mujer pagana, le va enseñar, la humildad y la perseverancia en la oración

Así pues, la mujer, en vez de largarse, replico. “Cierto, Señor, pero los perritos comen las migas que caen de las mesas de los señores”, acepta la ofensa, le bastan las migas

Jesús entiende el Mensaje del Padre, sabe que Dios habla, por y donde quiere, por eso alaba la Fe de aquella mujer, y anuncia que los gentiles formaran parte del Reino de Dios

Ella ha superado la fe caduca del viejo Israel, forma parte de los que creen contra corriente, de los que no precisan razones teológicas,  ella sabe que Dios no la puede dejar tirada, tal vez, porque la han dejado sus ídolos
Ella forma parte de las ovejas perdidas de Israel, porque también Abraham padre del Pueblo de Dios, fue cananeo

Conoce la insistencia de perros y gatos cuando quieren algo, ellos saben pedir insistentemente, así se llevan las migas, y a veces algo más

Jesús fue vencido por la mujer, ha hecho un milagro que no pensaba hacer
Lo forzó
Su amor de madre,
su amor a una criatura salida de sus entrañas y enferma,
su humildad por amor.
su paciencia por amor a su hija,
Su confianza en que al menos la migas, le serán dadas...

Jesús la mira y ahora sonriendo le dice: “mujer que grande es tu fe, vete que tu hija ha sido curada” la mujer se va y encuentra a su hija curada y Jesús alaba su fe, diciendo que ni en Israel halló una fe semejante. Y es que los hijos de Israel como nosotros estamos convencidos de que Dios nos debe, por eso pedimos y damos pocas gracias.
La mujer sabía que ante Dios, tenemos menos derechos que un perrillo o un gatito.

En este relato, Lucas nos muestra la grandeza de ser mujer, la humanidad y la divinidad de Jesús