Jesús en la Cruz sabe que el
Padre está con él, aunque sólo vea tinieblas, y, no escuche “la Voz de lo alto”
como otras veces
Y, lo sabe aunque exclame, “Dios
mío, Dios mío, porque me has abandonado”
Porque este es el comienzo del
salmo 22; un salmo que termina en Resurrección
“Dios mío, Dios mío, por qué me
has abandonado
Lejos estas de mi socorro, de las
palabras de mi gemido
Clamo de día y no me respondes,
de noche y no escuchas mi queja
….
Desde el útero fui entregado, a
ti, desde el vientre de la que me concibió tú eres mi Dios, en el seno ya tú me
sostenías
……
Han taladrado mis manos y mis
pies, y se pueden contar todos mis huesos
Se han repartido mis vestiduras y
sortean mi túnica
…….
Pero tú Adonai, no estés lejos,
fuerza mía, apresúrate, a socorrerme
Yo anunciaré tu Nombre a mis
hermanos, en medio de la Asamblea (Iglesia), te alabaré
Los que teméis a Adonai, alabadle
Progenie de Jacob glorificadle
Temedle linaje de Israel”
Este es el salmo 22, que como
buen judío reza Jesús
Pero antes, llamándole Padre, le
pide perdón para sus hermanos menores; “padre perdónales porque no saben lo que
hace”
Como siente a Dios Padre, vence
la tentación de intentar tirarse de La Cruz, sabe que el Padre lo resucitará
Y antes de morir pone en sus
Manos su Espíritu
Jesús nos enseña a no desconfiar
nunca de Dios