El Espíritu Santo, regalo de
Jesús, antes de dejar este mundo de forma visible, Jesús prometió a sus
discípulos, que somos los cristianos, que no, nos iba a dejar huérfanos, que
nos iba enviar otro Defensor; quien nos iría llevando hasta el conocimiento pleno,
y cumplió su Palabra
Primero fue en la Cruz, antes de
morir, lo cuenta el Evangelio de Juan, Jesús exclama, “Padre, en tus Manos
entrego mi Espíritu”; y a continuación
dice Juan, “inclinando la cabeza, entrego el Espíritu”
Pero si lo entrega al Padre,
tendría que haber mirado al Cielo, por qué mira a los hombres; por razón
sencilla, porque el Padre mora en los que Él acaba de redimir, y, en esos
corazones, van estar, no podría ser de otro modo, Él, el Padre, y, el Espíritu
Santo; cierto que también se refiere al alma de Jesús, pero sólo por esto La
Comunidad Joánica no lo hubiera reseñado, pienso
La segunda vez, también la cuenta
Juan, es cuando se presenta resucitado, soplando sobre ellos, les dice;
“Recibid el Espíritu Santo”
Ya desde el Cielo, en Pentecostés,
cuando el Espíritu viene para dar a los que estaban dentro del Cenáculo, todos
sus dones, y, el carisma del Don de Lenguas, pero es que a los de afuera, les
da, el don de “oído”
Para enterarse de más, sólo hay
que leer, el libro de los Hechos, y a Pablo
A nosotros nos lo dio, en el bautismo, después en la
confirmación, a los casados en el matrimonio, a los sacerdotes al recibir el
Orden sagrado, los que no hemos
recibido, ninguno de los sacramentos mencionados, salvo la confirmación, y, el
bautismo, pues si recibimos sus gracias en cada sacramento pero ya no el
Espíritu Santo de forma especial, claro que una vez que se recibe que se es
“ungido”; se es para siempre
Es por eso, que aquel sacerdote,
ahora santo; que decía en un librito
suyo, que no voy a nombrar aunque podría, que los sacerdotes eran intocables, y
citaba un texto de La Escritura, “no toquéis a mis ungidos”; y, se basaba en que el sacerdote era ungido,
pues habría que decirle, ahora ya lo sabe, es santo, que todo bautizado, todo confirmado, todo casado ante Dios es también, “ungido”,
por eso en la Iglesia de Jesús no hay cristianos de tercera