La historia de Susana, narrada en la parte
deuterocanónica del libro de Daniel es decir que una Biblia cristiana pero no
católica no figura, porque fue escrito en griego y no en hebreo.
Es una historia llena de emoción y de
confianza, en el Señor
Susana es una joven judía casada que vive
en el exilio de Babilonia, dos jueces inicuos, de esos que llaman a la justicia
injusticia y a la inversa, la quieren seducir, en lo que podría incluso
entenderse como una violación psicológica, le proponen que mantenga relaciones
con ellos, si no lo hace ellos la acusaran de que las estaba manteniendo con un
joven y ella será condenada a muerte.
El panorama que se le presenta a esta
joven mujer no es fácil, son muchas las cosas que quiere que tiene que renunciar
Esta su esposo al que ama y respeta, el
entregarse a otro hombre es traicionarlo, es robarle un derecho suyo, pero ya
se sabe, “ojos que no ven, corazón que no siente” y, si ella no cede, la
acusaran de adúltera, dejará a su esposo sin su compañía porque la asesinarán;
pero es que además su esposo quedará marcado como el esposo de la adúltera,
será la rechifla la mofa de los hombres y los mozos del pueblo.
¿No es acaso mejor, cerrar los ojos
y ceder a la presión de los viejos verdes?
Están sus hijos niños muy pequeños, seguro
que tenía aún alguno de teta, y, va no sólo a dejarlos huérfanos, y lo
que es peor marcados como hijos de la adúltera, no definitivamente la lógica le
dice que se entregue, que ceda.
Si la lógica, pero no su corazón, ni su
alma de buena judía, a ella a Susana por encima de todo le importa, el
Dios de Israel, ese Dios que ella aún no lo sabe nacerá, como hombre, de
una mujer, de una virgen,
Susana se confía al Dios de Israel,
“prefiero caer inculpable en vuestras manos a pecar ante el Señor” y Dios no la
abandona, cuando van a “asesinarla” Dios despierta el buen corazón y llena de
su Espíritu a un jovencísimo Daniel, este desenmascara a los dos depravados
viejos, y salva el honor de Susana y su familia.
Dios se presenta como el valedor de los
inocentes, la cosa ira a mayores y en el NT será el mismo Dios hecho Hombre
quien salve a otra mujer; esta si adultera confesa de la lapidación.
En uno y otro caso, Dios nos muestra que
está cerca de los que confían en Él de los que se apoyan en sus brazos.
No se habla en el relato de que Susana,
creyese en la resurrección, pero si cifrara todo a esta vida, a qué perderla.
Ahora surge una
pregunta, qué pasa con los que siendo inocentes mueren víctimas de la
injusticia, no siempre aparecen “danieles” ni los seguidores de Jesús lo
imitamos, y esta es una pregunta para la no hay respuesta; si es cierto, que
Dios los acogerá pero y su nombre manchado injustamente aquí.
¿Quién lo limpia?
Sin embargo no creo esa la enseñanza
del autor sagrado
Si no que en todo momento hemos de confiar
en Dios; al fin y al cabo, Él tiene la primera, y la última Palabra, Él tiene
siempre la Palabra salvadora que es su Verbo, su Hijo
Y, si queda el nombre manchado, si no aparecen
“danieles”, que importa a los que ya han recibido de Dios su verdadero nombre,
ese que sólo Dios, y, él que lo recibe conocen
Y le veo más, a Susana, no tratan de
convertirla en adultera, unos mujeriegos, unos hombres depravados, sino dos
jueces, y ancianos
Es decir el símbolo de la justicia y la
virtud
Esta es una
prueba de que el poder corrompe, la única justicia es la de Dios, y la de
los que le temen
No hay que oír ni hacer caso a nadie
que trate de apartar de lo que Dios ha marcado, sea quien sea, si es juez, o
gobernante tampoco, que al fin y al cabo, a los jueces también los va juzgar
Dios