Los otros, Mc 9, 36
¿Quiénes son los otros? Son los
que no pertenecen a nuestra Iglesia, a nuestra Religión, a nuestro grupo de
creyentes, son, eso, “los otros”.
Los que quisiéramos marginar,
tener lejos, los que nos increpan con su buena conducta, y eso, no lo podemos
permitir; por eso tratamos siempre, o casi siempre, de buscar y rebuscar para
ver que les podemos afear, para gritar al mundo, que no obran bien, sólo lo
aparentan, les buscamos siempre intenciones torcidas.
O rebuscamos en su pasado o en de
los suyos, nos duele, si nos duele, que hagan el bien, que busquen la justicia
sin otro motivo que la misma Justicia, que defiendan la vida, que ayuden a los
demás que sean honestos, que no juren en falso...
Nos duele incluso, en el caso de
los que son cristianos como nosotros, que amen la Escritura, que tengan un amor
sincero a Cristo, que su Fe en lo esencial sea la nuestra, nos duele, y nos
repatea no poder llamarles herejes o cismáticos y vamos siempre a lo negativo
que les podamos encontrar
No es que seamos malos, es que
somos humanos, lo mismo le pasó, al adolescente Juan: un día se encontró a unos
echando demonios en nombre de Jesús y se lo prohibió, luego fue corriendo a
contárselo al Maestro
“Maestro hemos visto a unos, que
echaban demonios en tu nombre, y se lo hemos prohibido porque no eran de los
nuestros”; la respuesta de Jesús fue “no se lo prohibáis, pues quien no esta
contra nosotros, esta con nosotros” Mc 9,36ss; Jesús reconoce que no hay plena comunión entre
Él y esas personas, pero sabe también, Él mejor que nadie, que si echan demonios en
su Nombre, es porque creen en Él, porque es Él quien los mueve, por eso,
prohíbe que les prohíban, y el Concilio Vaticano II, nos recordaba que tenemos
que colaborar con todos los hombres en la búsqueda de la Justicia
El cristiano, el católico no
tiene que preguntarse si aquello está mal porque lo hagan los que no son
católicos o cristianos, sino si está mal porque lleva en si la semilla del mal,
porque Dios no lo quiere, y, por ello no dudará en aprender y en imitar
aquellas cosas buenas de los hermanos con los que no esta en plenitud de
comunión: el amor a Jesús, sin mediadores, el amor sincero y puro a Jesús, su
Fe en lo esencial de nuestra Fe, la alegría en sus celebraciones, su amor a la
Escritura, son cosas buenas, y santas que hemos de aprender de los hermanos no
católicos.
Pero es que también debe
alegrarnos su cercanía al Papa, aunque no lo consideren aún Vicario de Cristo,
su amor a Maria, ese redescubrimiento de que Bendito sea Él que parió están haciendo
muchos de ellos
Porque ni el Papa ni La Virgen
nos tocaron en una tómbola. Y en el caso de los no cristianos y hasta de los no
creyentes, hemos de alegrarnos y apoyarnos cuando movidos por Dios lo sepan o
no pero desde luego no movidos por razones crematísticas, cuando el bien es
alto incluso en este caso; luchan por la vida, por la dignidad de la persona,
contra la injusticia, qué importa que no les mueve la Fe, que incluso
desconozca o no hayan descubierto a Dios, si lo han descubierto, pero no lo saben,
porque a menudo les han o les hemos presentado un ídolo, pero ¿Quién si no, el
que es la Vida, la Justicia, La Misericordia, El Amor, Él que dijo "lo que
hagáis a uno de estos, a mi me lo hacéis;" los iba motivar? Hace unos años
se vio l caso del profesor judío americano que dio la vida por sus alumnos, no
quiero ser mal pensada, pero lo soy, si este señor hubiese sido un profesor
católico y, mejor aún si era miembro del movimiento X nos lo habrían puesto de
modelo por activa y por pasiva, en esta o en aquella publicación cristiana, en
aquel periódico católico que se publica en Internet, o en la calle así se
silencia, es que vamos, hasta sería para protestar, ¿cómo se le ha ocurrido
eso? ¡Sólo lo puede hacer un mártir, un santo, pero un judío, eso sí que no!
Sin embargo así fue y eso nos avergüenza, cómo la joven vietnamita, la que
vimos casi todos en fotos corriendo desnuda con el cuerpo quemado por el NAPAl,
y que ahora ya adulta recorre el mundo para hablar de paz, de amor de perdón,
mientras que en España muchos aún recuerdan y se echan en cara, una guerra que
ya huele a podrido y en la que todos tuvieron que rascar, pero que a los que
vinimos detrás no, nos interesa ya esa batallita, pues todavía hay muchos que
llamándose cristianos, están recordando “que unos paseaban aquí” y los otros
que también se llaman cristianos “recuerdan también los crímenes de los otros”
y esta joven que lo ha vivido, que lo sentido en carne propia, va recorriendo
el mundo para hablar de amor, de paz, de perdón, justo del mensaje de Jesús. El
colmo, con lo bonito que sería, oírla hablar de rencor, de venganza, de pedir
justicia, por eso gusto Rigoberta Menchú, que hasta se invento un hermano, pero
hablaba de “venganza” aunque le llamase justicia, y, eso, si nos gusta, porque
podemos decir, “que lo entendemos, que es humano, aunque claro el cristianismo
lo prohíba”, pero que alguien que ha sufrido de verdad cristiano o, pagano
oficial viva o haga realidad el mensaje cristiano, no, si pudiéramos se lo
prohibiríamos.
Como esos ateos, Dios los
bendiga, que se oponen al aborto por razones humanitarias, como D. Gustavo
Bueno, y algunos presidentes de América latina, que se oponen a la instalación
del crimen del aborto en sus paíese
Cuándo, Señor, nos daremos cuenta de que
cuando el otro obra en tu Nombre, cuando echa demonios en tu Nombre, es decir,
cuando trae la Paz, el amor, el perdón, la defensa de la Vida, ya no es el
otro, es un hermano, porque tú, aunque Él no lo sepa ya estas obrando en él.