Dios nos cura para servir
Al hablar de curación no me
refiero a las curaciones físicas, si no a las curaciones del espíritu, cuando
Dios nos convierte, y al que se convierte lo convierte Dios, cuando cura en
nuestra alma, las heridas que el pecado ha dejado, no lo hace para nuestro uso
y provecho
La Escritura lo dice muy claro
“El que robaba ya no robe, antes
bien afánese trabajando, para ayudar a quien carece” si el pecado es una
paralipsis que nos impide caminar hacia
Dios, el curar de esa paralipsis es
ponerse a caminar, ponerse a servir; a servir a Dios, y por
Dios al hermano
Sí el pecado fue público, si el daño fue
público no basta que la conversión sea interior, quien ha visto y ha sufrido el daño, tiene derecho si derecho
a ver lo que la gracia de Dios ha hecho en mi, y beneficiarse de mi cambio
Una persona egoísta, si se
convierte deberá ser generosa, y eso se tiene que ver y notar, o no hay tal; si
un escritor de esos tan en moda ahora, que escriben movidos de su fe en el
becerro de oro; se convierte, no basta
que queme sus libros, casi no debería hacerlo, y que se vaya hacer penitencia
al desierto, no, es preciso, que las mismas energías y la misma pluma que
empleo para hacer el mal para sus libros
blasfemos, la emplee para desmentir lo que escribió, que se convierta en
su propio enemigo; que sea él su propio crítico negativo, y que
sus nuevos libros sean un canto a la verdad
El abortero, no sólo deberá no
practicar más abortos, sino defender públicamente la vida
¿Y aquellos cuyo pecado, fue casi, o sólo de Dios conocido? Pues
también, si bien aquí no deben hablar ni pedir perdón públicamente, pues las
llagas si no es necesario no deben mostrarse, sin embargo, se debe ver, que algo ha cambiado en uno, que de verdad amamos a Dios, porque estamos
amando a los demás
Debería el verse nos un cambio
después de cada confesión, conversión, que no se me ve, y eso casi me asusta,
porque si Dios me cura para servir y no lo hago, si sigo igual ¿no estaré
convirtiendo el sacramento del perdón en un rito,?
Espero en Dios que no deje que
sea así, en Dios y en los ruegos de Santa Maria, única criatura sana al cien
por cien