domingo, 5 de marzo de 2017

A todo él que encontréis invitadlo a "la boda"

“A todo él que encontréis invitadlo a la boda” Mt 22
Voy a intentar olvidarme de que se trata de una parábola, como si por casualidad hubiese leído esta historia, o historieta en un pequeño librito e ignorase de que labios salió.

 Un rey al que se le va casar el hijo, el primogénito, o el heredero al trono y este rey buena persona, él, majete dice a sus amigos, que inviten a la boda a todo él que encuentren

Hay dos palabras para darles vueltas:

Que inviten Y que inviten a todo él que encuentren

En primer lugar, el rey no les dice que fuercen a nadie, a venir a la boda, aunque sea para que se lo pasen bien, o llenen la panza, tampoco les dice que se lo prohíban a nadie, no si encuentran un republicano pues también lo invitan

 En segundo lugar, les dice a todo él que encuentren, o sea que no les manda a buscar a nadie a su casa, para eso el rey, que me lo imagino listo, pues ya habría mandado las invitaciones oficiales, es más la historieta nos dice que lo hizo, y que no quisieron ir, pero seguro que mando más, ahora a estos amigos suyos, no los manda ir a casa de Fulano, si no simplemente ir por el camino e invitar a todo el que encuentren

¿Y que pasa, si se encuentran dos de los que precisamente tienen el encargo de invitar?

Pues la orden del rey es clara, uno invita al otro a la boda

. Y ahora ya puedo verlo como la parábola de Jesús; Dios Padre celebra las bodas de su Hijo Jesús y nos manda a cada uno de nosotros sus hijos y sus siervos y sus criaturas, a que invitemos a todos los hombres y mujeres de buena y mala voluntad que nos topemos en el camino de la vida, que los invitemos pero que no los forcemos, que no intentemos “salvar a nadie a la fuerza” que además es inútil.

 Que no lo impidamos tampoco, con nuestro mal ejemplo, que las personas puedan mejorar, que puedan educarse debidamente...

No, nos manda a un sitio concreto, no tenemos que ir de misiones, ni predicar en un púlpito, ni dar conferencias, no, nosotros tenemos que hacerlo, de tú a tú con aquellos que nos vamos encontrando en el camino de la vida, camino que si lo hacemos bien, acaba en la Fiesta de la boda, o como mucho, “en el salón de belleza” y de ahí a la fiesta, y como nos vamos a encontrar en este camino los que tenemos el encargo de invitar a todos a la boda, tenemos que invitarnos, yo tengo que invitarte a ti, y tú que invitarme a mí.
 ¿Cómo?
 Pues lo mismo que a los demás, ejemplo, palabra. Por cierto: esta Boda eterna, se celebra todos los días pero en especial los domingos en Misa, te recuerdo que estas invitado o invitada