sábado, 18 de marzo de 2017

Las mujeres de Jesús






De qué voy escribir aquí; pues de las mujeres que de forma más o menos velada, aparecen en la vida de Jesús en los Evangelios

De aquellas de las que se habla muy poco, o casi nada, es decir hoy no voy escribir de la Magdalena, de la pecadora pública, que no es la Magdalena, ni de Marta y María de Betania, ni del Samaritana, las señoras a las que dedico esto, aparecen y desaparecen del Evangelio

de algunas de casi todas no sabemos ni el nombre, de otras ni se las nombra.

 Así que empiezo, y puesto que Jesús es el Novio de la Iglesia, la primera es una novia.

La novia de las bodas de Cana, la jovencita a la que seguramente María, la Madre ayudo a vestir su vestido de novia, esta mujer que seguramente fue felicitada por Jesús, y que ha estado a punto de tener su primera discusión matrimonial

 por la falta de algo material como el vino

pero que ha tenido la suerte de que otra Mujer

 La Madre estuviese allí, y consiguiese que Jesús le regalase el vino nuevo

 y vino nuevo suena a Pascua

De esta mujer nada se dice, pero no cabe duda que allí estaba

 y que si su corazón no se alegro, pues al no conocer la falta no se había apenado

si que no se vio ensombrecido por el dolor.

La siguiente es la viuda de Naín, tampoco se dice su nombre, no importa, porque es cualquier mujer que pierde un hijo, es más es cualquier mujer que sufre la perdida de un ser querido, y aún es cualquier ser humano que pierde al ser que ama

 en ella en esta mujer que queda sola a merced de parientes, imagen también de la marginación

Jesús ve a su Madre, a su Madre también viuda, con un hijo único, y que le será también arrebatado por la muerte;  al Hombre Jesús, el corazón se le conmueve y no puede menos que devolver el hijo a la madre, de decir por medio de ese gesto, lo que la Iglesia ha recordado siempre;  “la religión verdadera es atender a los huérfanos y a las viudas y no contaminarse con el mundo” Carta de Santiago

 “la mujer que alaba a María; por ser la Madre de Jesús” “dichoso el seno que te llevo, y los pechos que mamaste” y, a la cual  Jesús que a pillo no le gana nadie, le usa para alabar a su Madre

 Por lo mismo que movida por El Espíritu Santo la alabo su prima Isabel, por aceptar y cumplir el mandato del Padre Dios

 Juana, la mujer de Cusa, administrador de Herodes (Lucas 9) señora, de la alta sociedad, que sin embargo acompaña a las mujeres que siguen al Nazareno;  lo que indica que su marido era un buen hombre

Susana otra de sus compañeras de las que sólo se dicen los nombres, en una ocasión, Jesús, se diferencia de los rabinos de su tiempo, en el admite mujeres en su grupo, aunque formen “caravana” aparte

La hemorroisa, una mujer valiente, tan valiente que no se arredra ante su impureza legal, y tiene el coraje de “robar el milagro” y de confesar su robo, una mujer con fe fuerte, una mujer valiente, que sabe que Jesús no le mancha ninguna impureza, si no que Él convierte la impureza  en pureza

La afectada de hernia discal; si la que llevaba doblada 18 años, y a la que Jesús libera en sábado para chinchar, y para demostrar que más que el ser humano, sólo Dios,

Y que es al mismo tiempo, imagen de cualquier ser humano aplastado por el pecado; y al que Jesús arranca y eleva del mismo, pero también de cualquier abatido, aplastado, y un aviso a los cristiano de que eso es lo que tenemos que hacer,  “levantar al caído, al que se dobla”

La cananea. La mujer idólatra, pagana, gentil, nuestra antepasada, que descubre a Jesús, que es el Salvador de todos;  y, a nosotros, nos enseña el valor de la oración perseverante, y descubrirle su secreto, que ovejas perdidas de Israel es toda la humanidad

La hija de Jairo, la niña de 12 años que se ha muerto, y a la que Jesús hablándole en su lengua nativa, si fuese en Galicia le habría hablado en gallego, la manda, la arranca de la muerte, y con una consigna a los padres, que le den de comer, porque hace falta alimentarse para vivir; y hay que alimentar también el espíritu si no, no es que se muera, es que se “pudre”

 La madre de esta niña, que tiene el valor de dejar que su marido meta en casa, aquel desconocido, y así consigue tener de nuevo a su hija

La suegra de Pedro, a la que Jesús libera de lo que le impedía servirle, la fiebre, pero todos, o casi todos tenemos algo que nos impide servir a Jesús, esta señora una vez es liberada de su fiebre se pone a servir a Jesús

La mujer de Pilatos, según la historia Claudia Procula; la gentil, o proselita que va hacer todo lo que pueda; para impedir que Jesús sea condenado a muerte por su esposo, una mujer valiente

Las mujeres que lloran por el camino del Calvario, y a las que Jesús, más que consolar reprende, “no lloréis por mi, llorad por vosotras y vuestros hijos”;  y que es un aviso, a que nos dejemos de tanto desagravio, por los pecados ajenos, como si el Hijo no hubiese ya desagraviado por los de todos, que no, nos de pena Dios, que es Dios

 si no los pobres que no lo conocen, que lloremos por nosotros por nuestros pecados, que nos arrepintamos y cambiemos de vida, y que ayudemos a cambiar y arrepentirse a los demás.

 No esta en la Biblia y su figura no es histórica, pertenece a la tradición así con minúsculas, pero seguro que existió, me refiero a la Verónica, y si no existió, como me dijo un día mi confesor, “hija

que más Verónica quieres que Madre Teresa, limpiando a Cristo, en India, porque lo que hagamos a sus hermanos se lo hacemos a Él mismo”

Ni que decir tiene que madre Teresa, ahora Santa Teresa; vivía en aquel momento, pero cada vez que ayudamos a otro ser humano, somos “la Verónica” Faltan muchas, pero estas a mi me dicen mucho, por eso las comparto.