La ley de Dios; ¿no es nuestra
ley?
¿Queremos o no lo que quiere
Dios?
Dios es quien nos ha creado,
Quien ha impuesto su ley en nuestro
corazón; entonces por qué quebrantamos esa Ley que llevamos dentro
Dios quiere nuestro bien;
nosotros también queremos nuestro bien;
Dios desea nuestra felicidad nosotros lo mismo
Entrando dentro de la misma ley
Dios prohíbe el robo, pues a
nadie le gusta que le roben, a nadie le gusta que le sean infiel, o que le
mientan, y por supuesto nadie quiere ser muerto o herido
Y los criminales asesinan de
espaldas, o tapan el rostro a sus víctimas, o les cambian el nombre llamándoles
en vez de humanos otra cosa, para poder hacerlo
O sea que salvo depravaciones de
enfermos, el crimen, el mal no le gusta a nadie
¿Entonces si esa ley es nuestra
ley, porque la quebrantamos?
Por qué hacemos el mal que no
queremos, y que luego nos hace sufrir tanto, por una simple razón, estamos encadenados por el
pecado, es el Mal quien nos obliga, pero claro si nos obliga no somos culpables;
lo que sucede es que no somos obligados somos seducidos engañados obnubilados,
y cambiamos un bien mayor por el bien
menor y eso es el mal, el pecado, o cambiamos
el bien por el mal, relativo pues no existe el mal absoluto, Absoluto
sólo es Dios, y Dios es el Bien
Podemos claro, que podemos
siempre que nos dejemos ayudar por Dios obrar el bien, pero el mal esta ahí, y
su seducción también, hacemos lo que no queremos, y lo que es peor lo hacemos
libremente.
Jesús el Hombre Dios, pero
Hombre, y como Hombre, Hombre, sintió también este peso, ya que se encarno en
una naturaleza de pecado, que no es lo mismo que en una naturaleza en pecado,
por eso tuvo que luchar, luchar y vencer, cierto que Él no estaba herido por el
Mal, pero también se le presentaba a veces difícil la Voluntad de Dios, que por
otro lado era la suya; sobre todo en lo relativo a su Sacrificio Pascual, pero
Jesús supo agarrarse al Padre por medio de la oración, y ahí recobro su Fuerza
Nosotros tampoco tenemos otro
camino, para vencer al Mal, y para hacer nuestra voluntad que es la de Dios, la
que tomamos como nuestra no lo es.