Si no fructifica toda la semilla, no es culpa de la Iglesia
Cuando digo Iglesia me refiero a La Esposa del Cordero, la que nace en Pentecostés, o en Belén, y, se extiende desde la tierra Iglesia militante, la que ahora rige en Nombre de Jesús; Francisco, la que se purificia para su Esposo en el Purgatorio, la Purgante, la que goza de su Esposo en La Jerusalén Celeste. La Triunfante
La que guía la Ruha divina. El Viento del Espíritu Santo
No esa Iglesia de la que pese a ser pecadores formamos parte por la Misericordia de Dios, no tiene culpa si la semilla que siembra no fructifica toda, en realidad si lo hace; aunque no se vea, pero no es culpa suya de que no germine toda de pronto
Porque Ella siembra como le dice su Esposo, y siembra buena semilla, la culpa es de la tierra, que se niega acogerla, y llama a las avecillas, o se pone piedras para protegerse
La culpa es de nosotros que somos la tierra, y en el nosotros no vamos solo los laicos vamos todos, todos, toditos, si la madre abadesa también entra en el lote y el señor cardenal, y el santo padre en cuanto cristiano, que lo es antes que Papa.
Que Jesús nos aré a todos y nos haga buena tierra para que prenda su semilla.
