El Espíritu Santo habló y habla por los profetas. El Espíritu Santo, es espíritu de profecía, que no tiene nada que ver con videncia, el profeta, es él que habla en nombre de otro, él que corrige, enseña, denuncia el Mal, anuncia la Salvación, elogía el bien, anima.
En La Antigua Ley, Dios habló a su Pueblo, por medio de los profetas, llegado el momento culminante, nos habló por el Mayor de los profetas, su propio Hijo
Una vez glorificado Jesús, El Espíritu Santo, la Ruah divina es enviada a La Iglesia, y viene con el espíritu el don de la profecía, en el bautismo, se nos declaró miembros de Cristo, sacerdote, profeta y rey, somos pues todos los bautizados, profetas
Por lo tanto tenemos que dejar que La Ruah por medio nuestro, hable, y tenemos que limpiar el oído para escuchar su Voz profetica hoy tanto dentro como fuera de la estructura visible de La Iglesia
Pero ojo, no caigamos en el error de auto llamarnos profetas, somos solo unos pobres siervos
También es preciso que oremos para que no se nos cuelen falsos profetas, y, no él que dice que el mundo se va acabar el día tal a la hora tal no es un profeta, es un gilipollas
Señales del mal o falso profeta
Actúa fuera de La Iglesia, es decir opone lo que dice o hace al Magisterio de La Iglesia ordinario, y, extraordinario, y por supuesto a Las Escrituras
Sí no pertenece al ámbito visible de La Iglesia, además de lo anterior, su mensaje, no puede conciliarse con La Enseñanza de La Iglesia, ni con La Escritura
Va contra La Ley natural
Se pone a sí mismo, como modelo y se auto llama profeta
Con esto se nos puede colar alguno, pero si tratamos al Espirítu Santo, no corremos peligro
Recordar que en el profeta de verdad, es Dios quien habla, por lo tanto, el profeta no importa, como no importa el micrófono del locutor.