lunes, 13 de marzo de 2023

La condición más importante. ..


La condición más importante para comulgar no es estar recien confesados sino saber que somos indignos y que Jesús viene a hacernos dignos.
Por supuesto que hemos de estar en amistad con Jesús, con el Padre, y, La Ruhaj divina; es decir el estado de Gracia santificante, es necesario, eso cae de cajón.
Yo no puedo ir a comer a casa de una persona con la que he reñido, hasta que haga las paces con ella.
Pero salvo que la conciencia reproche gravemente, y sí somos normales y hemos hecho algo gordo, lo hará, y sí no le ayudamos con un examen, siempre de nuestra conciencia no la del vecino
No es precisa la confesión cada vez que vamos a comulgar, pero hay algo que sí es importante, y que pasamos de largo seguramente muchas veces
Y es el saber que somos indignos, que lo que se nos hace es una Gracia inmerecida, y que a quien vamos a recibir, no es a un pedazo de pan santo y bendito
Vamos a recibir al Dios Uno y Trino, sí porque donde está una Persona divina, están las otras dos; así que vamos a ser el Cielo
Vamos a recibir al Mesías de Israel, que aún no lo sepa, no cambia el dato, al Rey de los judíos y de toda la Creación, a Nuestro Redentor, al Hombre Jesús de Nazaret, el Cristo, porque Jesús es un ser humano, un hombre de nuestra especie, con sentimientos como los nuestros, al que le podemos contar porque pasó por todo, incluída la tentación, el sentir el abandono de Dios, Recibimos al Crucificado y Resucitado, al Cordero del Apocalipsis, ante él cual se postran todos los habitantes de La Jerusalén celeste.
Saber y pensar en eso, al ir a comulgar, es más importante para mí, que ir a confesar se cuando no hay culpa grave. Y por supuesto sí es posible quedarse unos minutos tras la Misa, y sí no buscar un sitio tranquilo, para estar de charla con él. Cómo como La Ruhaj divina está también ya sugerirá, pero por favor, no es momento para charlar con los criados, los santos. No entran en el grupo ni Mamá María, ni Papá José, que son de la familia.
Somos indignos en totalidad no las manos, las manos, la lengua, el esofago, todo pero él nos hace dignos, y nos recuerda que lo somos pues somos parte suya
Y otra cosa, a Jesús lo recibimos de Manos de Jesús, porque el sacerdote, o el diácono, o el ministro extraordinario, actúan en su Nombre, es como en la segunda pesca milagrosa.