Cada vez que participamos en Misa, entramos con Jesús en el Verdadero Santuario
Hay 3 libros maravillosos, el primero es La Carta a los Hebreos, de autor humano desconocido, pero cuyo Autor principal es el propio Dios, Y el Apocalipsis del mismo Autor
Y un librito humano, “La Cena del Cordero” del Converso Hann
En la carta a los Hebreos se nos recuerda que Jesús entró en el Santuario del Cielo, como Sumo Sacerdote
En la Religión judía, el Sumo Sacerdote, entraba dos veces al año, el solo mientras sonaban las trompetas, y el pueblo oraba fuera, entraba en el Santo de los Santos o Santísimo, llevando en las manos la Sangre del Cordero o novillo sacrificado, oraba y se postraba ante el Altar donde estaba el Arca; presentaba a Dios por sus propios pecados y los del pueblo, la sangre de un pobre animal, y cada año tenía que repetirlo, porque la sangre de los pobres animalitos como limpiador muy malo
Pero Jesús entra en el Santuario, en el Santo de los Santos, no en el de la tierra, sino como dice la Carta a los Hebreos en el del Cielo, y entra llevando su propia Sangre, no la de toros, ni corderos, la suya que es el Verdadero Cordero, y se presenta y ora ante el Padre, no por sus pecados no tiene, por los de toda la humanidad, y entra como Hijo, pues Dios le ha dicho le dice, “Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado Hoy”; y todos los habitantes de La Jerusalén Celeste, se suman, El Cordero es adorado, y eso que sucede en el Cielo, que es lo que cuenta el Apocalipsis, y no películas de terror ni el fin del mundo, pues eso se refleja en La Misa como en un espejo, lo que sucede en La Misa es lo mismo, solo que en La Misa, Jesús actúa en cuanto Sumo Sacerdote por medio del sacerdote ministerial, pero acompañado de los demás sacerdotes que somos todos nosotros
La Misa es el Cielo, ni más ni menos, y hay quien piensa que es lo mismo una novena a San Pancracio, pues quien lo piense es simplemente idiota.