«Los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu (...). Si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley»
Este consejo o mandato de San Pablo, es también para los cristianos de hoy, dejarnos conducir por El Espíritu Santo, por el Viento de Dios, es actuar desde el Amor, es hacer lo que Jesús hizó lo que él quiere, es como él buscar primero el querer del Padre, es no buscar contentar a criatura alguna, sí no solo al Padre
Es poner a Dios en la cima de todo
Y, eso esta muy lejos de beaterías
Es no ir a Misa para no ir al infierno, sino ir para participar del Banquete de la Boda del Cordero
Es ver en el otro sea quien sea al propio Cristo, el Hijo de Dios
Es no preguntarse qué dice La Ley, sino que me exige el Amor de Dios, aunque para llegar a eso, tengamos que empezar por La Ley.