miércoles, 31 de mayo de 2023

Contaminaron la casa del Señor


Contaminaron la Casa del Señor imitando a los gentiles. El versiculo hace referencia al profeta Ezequiel, Dios permitió que su Pueblo fuese llevado cautivo a Babilonia, que el Templo hecho por Salomón, fuese destruído, y lo hizó porque ellos habían contaminado La Casa del Señor, que era el Templo, y que era también el Pueblo, pues todo Israel es propiedad del Señor, no me refiero al Estado actual de Israel, hablo del Israel bíblico
Los judíos habían contaminado lo que era sagrado, que era el Templo, al poner ídolos, y el pueblo imitando las costumbres de los gentiles,  es decir de los no judíos, que no conocían al Señor de Israel, ellos que eran un pueblo santo, puro, se habían rebajado a imitar a los que adoraban las obras de sus manos, las criaturas
Los cristianos que somos hijos suyos, muchas veces hacemos lo mismo, contaminanmos La Casa de Dios, La Iglesia con nuestros pecados, La Iglesia que somos cada uno de nosotros, y también las iglesias donde damos culto a Dios, lo hacemos imitando a los gentiles a los que no conocen a Dios, o lo conocen mal, poniendo ídolos, que son el mal llamado progreso, el ser como todos, la falsa tolerancia, el relativismo, la adaptabilidad al parecer de organismos como La ONU, La Unesco, La OMS, etc
Naturalmente sabemos que La Iglesia nunca va dejar de existir, tampoco el pueblo judío dejó de existir, siguió existiendo en Babilonia, en Ninive, pero esclavo
La Iglesia va existir mientras dure el mundo, y después continuará como La Nueva Jerusalén en el Cielo, de eso tenemos Palabra dada por La Palabra, por Jesús
Pero no, nos dice si siendo muchos o pocos, si en libertad, o en catacumbas, de nosotros depende que sea en libertad
Aunque teniendo siempre presente que si por nuestros pecados Dios permite que acabemos siendo pocos en catacumbas y perseguidos,  eso será que es lo que nos conviene para ser purificados, como sucedió con el viejo Israel, Dios no lo abandonó en su castigo en su prueba. 
Porque como buen papá y mamá, Dios si da azotitos a sus peques, pero nunca deja de amarlos, por eso precisamente castiga, no condena.