Dios no es solo el juez de la parábola es también la viuda. De un cuento de Dolores Aleixandre
La parábolas de Jesús, no encierran un solo significado, como toda La Escritura, tienen muchos e infinitos matices, que lejos de contraponerse se complementan, nos enseñan, nos corrigen, nos guían
Es un error él quedarse solo en su aspecto, y más aún hacer de cualquiera Magisterio, ni de despreciarlo
El juez de la parábola, representa a Dios, sí pero muy entrecomillado, pero representa y aquí con menos comillas, a la viuda, sí.
Le podemos dar la vuelta, el juez somos nosotros, a los que Dios, representado por la viuda nos pide que le hagamos justicia en sus pobres, en sus indefensos, que le dediquemos algún tiempo a estar solo con él
Que nos pide que defendamos la vida
Que cuidemos la creación
Que llevemos su Palabra
Que lo acojamos en el pobre, el exiliado, el marginado, en él que ha sido echado de su casa, en el preso
Que donde sea, pero que hablemos con él al menos 5 minutos cada día. Con él no que farfullemos palabras raras a San X, no que hablemos con él, que lo escuchemos en su Palabra, en su Iglesia, para saber lo que tiene que decirnos
Y Dios como la pobre víuda insiste una y otra vez, por muchos medios, y a veces tiene suerte y nos da por decir que la pena de muerte es un crimen. Bien, es poco pero él se alegra
O tomamos el rosario y contemplamos con su primogénita María los misterios de la Salvación, Bien es poco pero él se alegra
O damos de comer a un gatito. Bien es poco pero él se alegra
Sí a Dios le cuadra más en la historia que nos contó su Unigénito el papel de la pobre viuda cuyos derechos son conculcados.
Porque convenzamonos, no respetamos los derechos de Dios.