Ser cristiano no es buscar no pecar, sino buscar activamente la voluntad de Dios. Y, no lo es porque el buscar no pecar, lleva una carga de negatividad; y pone al “yo” en el centro, en el principio, y en el final.
“Busco evitar el pecado, no quiero pecar, porque no quiero ir al Infierno; no quiero al Infierno; porque no quiero sufrir”. Dios aquí no aparece; es más sí el pecado no me trajese de consecuencia el Infierno, sí fuese al Cielo imaginario igual, es decir a pasarlo bien, tras la muerte yo, pecaría igual.
Por eso esa es una actitud buena, pero no cristiana.
Como cristiana; yo tengo que luchar contra el pecado, luchar contra el Mal en mí, en el mundo
Por eso tengo que buscar activamente, La Voluntad de Dios, y someterme a ella, observarla, mostrarla, vivirla, aceptarla.
Ponerla por delante de otras voluntades
Porque yo, no puedo caer en el pecado de la idolatría; y si pongo otra voluntad delante de la Voluntad de Dios, lo hago
Y, así imitando a Jesús.
No, tengo que preguntarme. ¿Es pecado mentir?. Sino, el Dios de La Vida, de La Verdad de la Justicia.
¿Quiere que viva en la mentira, que mienta, o que diga la verdad, y viva en La Verdad?
Acoger su respuesta que me llega, por su Palabra, su Iglesia, mi conciencia.
Es evidente que si opto por lo que Dios quiere, estoy aceptando su Amor, sí no, lo estoy rechazando.
En apariencia el resultado final es el mismo, que en evitar el pecado; pero el motivo es distinto. El otro era de esclavo, este es de hijo.
