Sentirnos hijos que saben que todo lo del Padre es suyo. En la parábola del hijo pródigo, el mayor que para mí es el malo, el otro es un gamberro.
Demuestra que no, se sentía hijo, por eso no hacía ni lo que podían hacer los pastores, comer un cordero.
Nosotros somos hijos de Dios, lo somos en Jesús, y por Jesús, somos parte de su Cuerpo
Dios todo lo hizo para Jesús, y a nosotros nos da todo con Jesús, todo lo creó para nosotros, todo lo que existe es nuestro es mío, es tuyo. Sí todo.
Por lo tanto, el primer deber es agradecer y alabar y felicitar a Dios por ello
Segundo disfrutarlo.
En primer lugar a Jesús, aprovechar su compañía, y no pienso solo en el Sagrario, Jesús esta donde está Dios, y esta por ello en tu corazón, en él que precisa ayuda, en su Iglesia, en su iglesia también, en su Palabra, agradecer La Biblia, leyéndola, orándola, estudiándola, está en La Eucaristía, para hablarle, adorarle, y, comerlo.
Es nuestra vida, nuestra en usufructo, disfrutarla
Es nuestra toda la creación, disfrutar de sus bienes, cuidarla, no dañarla, tenemos que devolverla, para que también ella sea glorificada.
Somos hijos de Dios, y todo lo de Dios es nuestro acoger su Amor, su Misericordia, y practicarla con los hermanos.
Todo lo de Dios es nuestro pues somos sus hijos.
Pero no puedo decir es mío. No es nuestro lo que Dios nos da a uno, materiales y no materiales, es para todos.
Por lo tanto sí no comparto con el hermano, que no tiene. Le estoy robando no al hermano, que también robando a Dios.