Rechazando a los pobres, débiles etc., se corre el riesgo de quedarnos sin Cristo que viene en ellos.
Podemos caer en el error de aceptar solo a las personas que consideramos buenas, justas, con ética o moral.
Y entre estas incluso rechazar a los que no son cristianos
Y, sí ayudar a los pobres, pero a pobres que sean buenos cristianos. Pensamos que Dios nos aplaude, cuando retiramos la moneda que íbamos a dar al pobre que ha blasfemado
Pero estamos muy equivocados, como nos adelanta Mateo en su Evangelio.
Rechazando a esas personas, pobres, débiles, por pecadoras que sean, corremos el riesgo, ya estamos en él de rechazar al propio Cristo.
Que viene, que está en ellos
De castigar la blasfemia, que a lo mejor para Dios ni lo fue, ya se encargará él si quiere
Pero yo me expongo a que me diga. “Aléjate de mí, porque cuando te necesité en el pobre me diste la espalda”
Domingo 17 de diciembre. 3º de AdvientoRechazando a los pobres, débiles etc., se corre el riesgo de quedarnos sin Cristo que viene en ellos.
Podemos caer en el error de aceptar solo a las personas que consideramos buenas, justas, con ética o moral.
Y entre estas incluso rechazar a los que no son cristianos
Y, sí ayudar a los pobres, pero a pobres que sean buenos cristianos. Pensamos que Dios nos aplaude, cuando retiramos la moneda que íbamos a dar al pobre que ha blasfemado
Pero estamos muy equivocados, como nos adelanta Mateo en su Evangelio.
Rechazando a esas personas, pobres, débiles, por pecadoras que sean, corremos el riesgo, ya estamos en él de rechazar al propio Cristo.
Que viene, que está en ellos
De castigar la blasfemia, que a lo mejor para Dios ni lo fue, ya se encargará él si quiere
Pero yo me expongo a que me diga. “Aléjate de mí, porque cuando te necesité en el pobre me diste la espalda”
