Somos los extranjeros hechos
familiares del Señor, apacentadores de su pueblo
Somos los extranjeros hechos
familiares del Señor, apacentadores de su pueblo, somos los que no éramos
pueblo y hemos sido hechos Pueblo en el Señor, somos los que no éramos nada, y,
hemos sido hecho, familia de Dios
Para apacentar a su Pueblo, que
somos todos, para con nuestra vida testimoniar el Amor que Dios nos tiene, el
Amor de Dios a todas sus criaturas, para gritar con nuestra vida y nuestras
palabras que Cristo vive, que Dios lo ha resucitado
Somos los herederos del Viejo
Israel, para despertarlo también, mejor dicho, para que Dios moviéndolo a celos
por nosotros, los acebuches, injertados en el Olivo, los no pueblo hechos mi pueblo, los despierte, y, reconozca, al que
Dios les envío, Jesús el Cristo, el judío que nos salva a todos, y, sin Él cual
nadie se puede salvar