viernes, 19 de abril de 2019

A veces vemos a Jesús, como algo irreal, mágico, un fantasma







A veces vemos a Jesús, como algo irreal, mágico, un fantasma

Los Apóstoles no sólo en los encuentros con el Resucitado, sino por ejemplo cuando lo del mar de Galilea, tomaban a Jesús por un fantasma, es decir por algo irreal

Y, a veces aunque no usemos esas palabras nos pasa lo mismo

Lo vemos como algo mágico, distante, una especie de fantasma, con él que nos relacionamos para pedir cosas, usando formulas palabras de otros, a las que llamamos oraciones, aunque de oración no tenga nada

Y, después nuestra vida, va por otros derroteros,  buscamos que por una especie de sortilegio, se cure el cáncer de una persona, o que su niño que ha tenido un accidente quede bien, el bien de nuestro entender, o que aprobemos el carnet de conducir, las oposiciones, o que el banco nos de el crédito

y, podemos hasta llegar a ser cómicos

sin embargo no pedimos el don de la Fe para aquella persona, o, la conversión de aquella otra, nuestra propia conversión, no pedimos por La Iglesia, no rezamos   no pedimos a Jesús su triunfo que por cierto, no es de las cofradías de Semana Santa, ni de las fiestas litúrgicas

y, lo que es peor no le preguntamos a Jesús, qué nos pide Él, nos da miedo muchas veces abrir la Biblia, y, escuchar su Voz, o quedarnos calladitos en silencio ante el Sagrario, ante el mar, ante una puesta de Sol,. Ante un
bebé, y, oir en nuestro interior su Voz sin palabras

nos da miedo, porque sabemos que es un exigente, que no se anda con medias tintas, y, que lo quiere todo, y, entonces preferimos entretenernos con nuestras magias, aunque lo llamemos oración, y, porque ya casi no distinguimos entre Jesús, y, otro personaje mitológico, y, todo por lo poco que paseamos por el Evangelio, y, es que el cariño, lo hace el roce.