A veces vemos a Jesús, como algo
irreal, mágico, un fantasma
Los Apóstoles no sólo en los
encuentros con el Resucitado, sino por ejemplo cuando lo del mar de Galilea,
tomaban a Jesús por un fantasma, es decir por algo irreal
Y, a veces aunque no usemos esas
palabras nos pasa lo mismo
Lo vemos como algo mágico,
distante, una especie de fantasma, con él que nos relacionamos para pedir
cosas, usando formulas palabras de otros, a las que llamamos oraciones, aunque
de oración no tenga nada
Y, después nuestra vida, va por
otros derroteros, buscamos que por una
especie de sortilegio, se cure el cáncer de una persona, o que su niño que ha
tenido un accidente quede bien, el bien de nuestro entender, o que aprobemos el
carnet de conducir, las oposiciones, o que el banco nos de el crédito
y, podemos hasta llegar a ser
cómicos
sin embargo no pedimos el don de
la Fe para aquella persona, o, la conversión de aquella otra, nuestra propia
conversión, no pedimos por La Iglesia, no rezamos no pedimos a Jesús su triunfo que por
cierto, no es de las cofradías de Semana Santa, ni de las fiestas litúrgicas
y, lo que es peor no le
preguntamos a Jesús, qué nos pide Él, nos da miedo muchas veces abrir la
Biblia, y, escuchar su Voz, o quedarnos calladitos en silencio ante el
Sagrario, ante el mar, ante una puesta de Sol,. Ante un
bebé, y, oir en nuestro interior su Voz sin palabras
bebé, y, oir en nuestro interior su Voz sin palabras
nos da miedo, porque sabemos que
es un exigente, que no se anda con medias tintas, y, que lo quiere todo, y,
entonces preferimos entretenernos con nuestras magias, aunque lo llamemos
oración, y, porque ya casi no distinguimos entre Jesús, y, otro personaje
mitológico, y, todo por lo poco que paseamos por el Evangelio, y, es que el
cariño, lo hace el roce.