A los ricos los echo vacíos sacio
a los hambrientos
Quienes son los ricos, a los que
hace alusión el Magníficat, desde luego no son los ricos de cuenta corriente,
sino aquellos que el Hijo de la chica que entono el Magníficat, llamara ciegos
que no quieren ver
Son el pueblo de Israel de la
venida de Jesús cuyos dirigentes rechazaron al enviado, no solo lo rechazaron
lo llevaron a la Cruz
Son aquellos que lo aceptaron en Pentecostés, pero luego
recularon porque querían una Iglesia a su estilo, los judaizantes
Son aquellos que no quieren que
La Iglesia avance, que se cierran a la apertura, al dialogo y la oración
ecuménica, a la acogida del pecador arrepentido por grande y horrible que haya
sido su pecado
Son los que como el hijo mayor no
se creen hijos sino siervos, y, ahora patalean porque se hace fiesta para el
hermano gamberrete al que el padre hace fiesta
Son los que han decidido que su
Iglesia es la de sus padres, abuelos, que no tienen por qué hacer caso a un
Papa que no les gusta, y, ellos van a seguir en sus trece, cero ecumenismo,
cero Biblia no sea que pierdan la fe, con lo bien que les haría perderla para
encontrar la verdadera, pero mucha leyenda, mucha “revelación privada”, mucho
mensaje mal llamado apocalíptico, mucho menear el culo en una piedra
Estos se quedan vacíos porque su
riqueza se agota, se marchita y, porque se niegan con sus actitudes a que Dios
los llene
Y, quienes son los hambrientos
Son los que aceptaron a Jesús en
su primera venida, los pecadores públicos, algún rico en el sentido anterior
que quiso ser más rico, algunos idolatras
Son los gentiles que entraron con
Cornelio
Son los que se alegran del avance
de La Iglesia de la apertura, del
Ecumenismo, de la acogida al hermano pecador, porque todos lo somos
Son los que se saben Iglesia se
sienten hijos y saben que los bienes de La Iglesia son de todos, los que se
alegran de la vuelta del hermano gamberrete, tal vez, porque también lo son, y,
se suman a la fiesta
Son los que saben que La Iglesia
es de Jesús y, del Espíritu Santo que la alienta, y, que Jesús la gobierna por
el Papa, por eso independientemente de la simpatía personal por el pontífice
que se siente en la silla de Pedro, ellos le obedecen y por eso aceptan y viven
en la medida que puedan el ecumenismo, estudian y oran la Biblia, y, si les
queda tiempo pasan el rato con
“leyendas”, “revelaciones privadas”, No temen perder su Fe, pues saben que la
Fe es Don de Dios, y, además que si la perdiesen Dios se la devolvería, pues el
siervo inútil no fue castigado por
perder el dinero del amo, sino por no invertirlo. Por ello buscan a Dios en su
Palabra, en el dialogo con los hermanos, en la vida, porque tienen hambre del,
y, Dios los va llenando cada día
Ahora sólo hace falta saber cada
uno si es rico, que se queda vacío, o hambriento al que Dios sacia