lunes, 29 de abril de 2019

A los ricos los echo vacíos sacio a los hambrientos







A los ricos los echo vacíos sacio a los hambrientos

Quienes son los ricos, a los que hace alusión el Magníficat, desde luego no son los ricos de cuenta corriente, sino aquellos que el Hijo de la chica que entono el Magníficat, llamara ciegos que no quieren ver

Son el pueblo de Israel de la venida de Jesús cuyos dirigentes rechazaron al enviado, no solo lo rechazaron lo llevaron a la Cruz

Son aquellos que  lo aceptaron en Pentecostés, pero luego recularon porque querían una Iglesia a su estilo, los judaizantes

Son aquellos que no quieren que La Iglesia avance, que se cierran a la apertura, al dialogo y la oración ecuménica, a la acogida del pecador arrepentido por grande y horrible que haya sido su pecado

Son los que como el hijo mayor no se creen hijos sino siervos, y, ahora patalean porque se hace fiesta para el hermano gamberrete al que el padre hace fiesta

Son los que han decidido que su Iglesia es la de sus padres, abuelos, que no tienen por qué hacer caso a un Papa que no les gusta, y, ellos van a seguir en sus trece, cero ecumenismo, cero Biblia no sea que pierdan la fe, con lo bien que les haría perderla para encontrar la verdadera, pero mucha leyenda, mucha “revelación privada”, mucho mensaje mal llamado apocalíptico, mucho menear el culo en una piedra

Estos se quedan vacíos porque su riqueza se agota, se marchita y, porque se niegan con sus actitudes a que Dios los llene

Y, quienes son los hambrientos
Son los que aceptaron a Jesús en su primera venida, los pecadores públicos, algún rico en el sentido anterior que quiso ser más rico, algunos idolatras

Son los gentiles que entraron con Cornelio

Son los que se alegran del avance de La Iglesia de la apertura, del  Ecumenismo, de la acogida al hermano pecador, porque todos lo somos

Son los que se saben Iglesia se sienten hijos y saben que los bienes de La Iglesia son de todos, los que se alegran de la vuelta del hermano gamberrete, tal vez, porque también lo son, y, se suman a la fiesta

Son los que saben que La Iglesia es de Jesús y, del Espíritu Santo que la alienta, y, que Jesús la gobierna por el Papa, por eso independientemente de la simpatía personal por el pontífice que se siente en la silla de Pedro, ellos le obedecen y por eso aceptan y viven en la medida que puedan el ecumenismo, estudian y oran la Biblia, y, si les queda tiempo  pasan el rato con “leyendas”, “revelaciones privadas”, No temen perder su Fe, pues saben que la Fe es Don de Dios, y, además que si la perdiesen Dios se la devolvería, pues el siervo inútil  no fue castigado por perder el dinero del amo, sino por no invertirlo. Por ello buscan a Dios en su Palabra, en el dialogo con los hermanos, en la vida, porque tienen hambre del, y, Dios los va llenando cada día

Ahora sólo hace falta saber cada uno si es rico, que se queda vacío, o hambriento al que Dios sacia