Los cristianos somos el Pueblo
del Camino, de hecho “El Camino”, era como lo llamaban los primeros cristianos,
y, con toda razón, pues Jesús se definió a si mismo, como “El Camino”, el Único
que lleva a Dios
Pero andar por ese Camino no es
fácil, tampoco a Jesús le fue fácil su fidelidad al Padre, para ello hace falta
una Fuerza espiritual especial, la misma que tenía Jesús la misma que lo
alentaba a Él, que lo sostuvo en el Tabor, en el Monte de las Tentaciones, en
el Huerto de los Olivos y en el Calvario, esa Fuerza es Espíritu Santo, Él que
sostiene a los mártires de todos los tiempos, como hizo con el Primer mártir,
con Jesús, si el primer mártir de la Nueva Ley, no es Esteban es Jesús, y, el
Espíritu Santo sigue sosteniendo a los mártires de hoy, de sangre, o sin
sangre, porque a veces hay martirios ocultos
Esta fuerza es más fuerte que la
misma muerte, lo malo es que a veces escapamos de Ella