Aunque el sol se oculte tras
nubarrones, sigue brillando
Hay días que amanecen oscuros,
sombríos o que amanecen bien, pero de pronto el cielo se va cubriendo de negros
nubarrones, el día se vuelve noche, sin embargo sabemos que tras esos nubarrones el sol sigue brillando, y,
los nubarrones se disolverán en una abundante lluvia, que lavara las calles,
limpiara los caminos, regará los campos,
y, a veces probará la paciencia
del ser humano, y, su amor hacia otros seres humanos
En la vida pasa igual, hay
momentos en que nuestra vida se llena de nubarrones, también en el terreno de
la fe. Todo lo vemos oscuro, hemos llegado a un callejón sin salida, no hay que
pensar sólo en noches oscuras, no cualquier contratiempo más o menos grave,
cualquier escándalo, en quienes debían dar ejemplo. Los cristianos somos todos,
un amigo que te falla, que te traiciona, que no te ayuda, la lista podría ser
larguísima
Y, ves a Dios tan lejos, que
llegas a dudar de su existencia, como dice Rosalía de Castro, “clame, y, clame,
buen Dios ayudarme, tan alto que estaba buen Dios no me oía”
Pero si la oía, nos oye está a
nuestro lado, dándonos fuerza, aunque la atribuyamos a nuestra calidad
personal, está sufriendo con nosotros, como la Mamá que acaricia al bebé
mientras lo vacunan, o lo pinchan, no despide al enfermero, ni al médico, que
en el pensamiento del bebé sería lo que debería hacer, pero comparte el
dolorcito de su hijito
A veces lo que pensamos malo no
lo es tanto, y, Dios nos tiene reservadas cosas mejores, la traición del amigo,
por ejemplo nos puede ayudar a comprender que no se puede hacer un ídolo de las
personas, a dejar una amistad tóxica
Cuando menos lo esperemos volverá
a lucir el sol en nuestra vida, volveremos a sentir a Dios a nuestro lado, y,
si no fuera así, sabemos que esta, y, que tras esta vida nos espera su
continuación en Dios, en lo que llamamos Cielo, donde Cristo es el verdadero
Sol.