jueves, 20 de junio de 2019

Sentir celo por Dios, dolernos las ofensas que recibe


Sentir celo por Dios, dolernos las ofensas que recibe

Es señal de Amor, y, está bien, aunque el dolor no siempre tenga que ser sensible, lo que está mal, es lanzarnos a la defensa de Dios, como si fuese un ser indefenso

Dios es Omnipotente, no precisa nuestra defensa, más bien las precisa el blasfemo, de sí mismo, pero Dios no, si no actúa como nos gustaría verle actuar, es porque es Amor, no porque sea débil

No podemos olvidar nunca que Dios es Dios

Y, saber ver bien las cosas

Por ejemplo

Empeñarse por una cruz puesta en una plaza, en la que puede que si se santiguasen los vecinos, pero también puede que no,  gastando dinero en su defensa, cuando con ese dinero se podía ayudar a los crucificados de ahora. Tiene poco de cristiano, y, más de cabezonería

Protestar y exigir castigo civil a los que atentaron contra La Eucaristía, donde no sólo esta Dios, sino el Hombre Jesús es justicia, y, aunque a Jesús no le guste, no estaría mal echarle lejía viva en los ojos, y, en su zona genital y en sus pechos, a las mujerzuelas que se exhibieron  desnudas frente al altar etc. alguien pudo llevar lejía, y, caerle una botella, un accidente, yo personalmente no lo vería como un pecado

Protestar  porque una marca de yogures saque el dibujo de una cruz, es de memos, porque el yogur se come, se tira el envase no se ora con él

Por libros, no los lees y en paz
Películas con no ir listo

Pero a Dios se le ofende también cuando se destruye su obra, la creación pero sobre todo

Los atentados contra el ser humano, desde su concepción hasta su muerte

Aborto, eutanasia, pena de muerte, torturas, rechazo inmigrantes, racismo, nazismo, violencia contra personas dentro y fuera de la familia, pederastia, prostitución, explotación laboral, trata de personas

Sobre todo, desde que El Verbo la Segunda Persona se hizo, hombre, y, nos dejó claro que lo hecho a otros es hecho a él mismo

Ahí sí que la defensa debe ser directa, lo más directa, antes que el crucifijo de yeso, el de carne y hueso