Dios es gratuidad, es Amor es Espíritu Santo, nosotros debemos ser gratuidad
Dios es pura gratuidad, se nos da viene a cada uno, sin mérito por nuestra parte, y, esto porque es Amor, Amor infinito, ese Amor del Padre al Hijo, y, del Hijo al Padre, que es El Espíritu Santo
Amor que nos dirá San Pablo, se derrama en nosotros, por el Espíritu Santo, que nos es dada, sin mérito alguno
Y, nosotros deberíamos ser también gratuidad, desde nuestra pobreza, desde nuestra miseria
Gratuidad hacia nosotros mismos, en primer lugar, no buscando lo que nos haga ganar más bienes materiales, ni siquiera más conocimientos, sino aquello que nos haga mejores personas, perder el tiempo con los demás, viendo la naturaleza, acariciando un niño, hablando escuchando un viejo, oyendo música. Y, todas esas cosas que los necios te preguntan. ¿Eso para que te vale?, pues eso, que en apariencia no vale para nada, charlar con un amigo, porque sí,
Gratuidad con los otros, ir hacia el otro, por él, no para estar o sentirnos mejor, ni siquiera para ganar el Cielo, eso ya lo hizo Jesús, ir hacia el otro, porque sí, porque el otro es él, porque el otro eres tú mismo, sin buscar ni agradecimiento, que ya es un pago
Gratuidad con Dios, no, porque es imposible, Él nos da todo, Él obra en nosotros el querer y el hacer, y, encima aunque no tenemos mérito alguno, se da él mismo como Premio, ahí no podemos hacer nada, el Donante infinito son los Tres, El Padre, El Hijo, El Espíritu Santo. Pero con nuestro Dios Uno y Trino, si podemos ser gratuidad y don, para los otros y para nosotros.