jueves, 6 de junio de 2019

A Dios le encantan los disfraces, de Zarza, de lluvia, de brisa, de pan de vino.


A Dios le encantan los disfraces, de Zarza, de lluvia, de brisa, de pan de vino.

A nuestro Dios le encanta disfrazarse, a Moisés, se le disfrazó de Zarza ardiente; a Elías de lluvia y de brisa,  hecho hombre en su segunda Persona, esto sin disfraz, el Verbo el Hijo de Dios es hombre para siempre, le siguen gustando los disfraces, ahora se disfraza de “pan y vino” oculto en un armario que llaman Sagrario

Pero cuidado no es el único

Se disfraza de madre soltera
De familia, o viejos desahuciados de su casa
De personas de otros países que vienen buscando un sitio donde vivir sin que los maten
De viejo enfermos
De personas con todo tipo de discapacidades
De inmigrantes que llegan en pateras, jugándose la vida, porque en su tierra seguro la iban perder

De inmigrantes musulmanes

De niños mongólicos a los que los buenos esos buenos miserables que la toman contra una empresa que rechace contratar a una de estas personas, pero a las que ellos aconsejan hacer pedazos en el útero de sus madres. Ven mal que no se les contraten, pero ven bien que se los maté

De homosexual no importa el sexo, apaleado, vejado, no de miembro de grupo LGTB

Y, a veces estamos contra esas formas de presentarse, y, queremos que no molesten, que se les eche fuera

El susto que nos vamos a llevar, cuando nos enteremos, qué era un disfraz, y, quien estaba detrás, pero será tarde

Por eso mejor empezar ahora a ver en todo el que sufre, al Dios hecho hombre

Que ya sabemos su manía de los disfraces.