Cielo e infierno comienzan aquí estar de espaldas a los otros, y, a Dios
El Cielo no es un lugar, es un estado, es estar en Dios, amar a Dios y, ser consciente de ello, conocer a Dios de la forma más perfecta, que puede una criatura, Dios nunca podrá ser conocido, porque siempre será el otro, pero el mayor avance en el conocimiento, conocerlo en Jesús, ser amado por Él, y, ser consciente de ello, buscar y no desear más que su Gloria, su Voluntad, alegrarse por los que lo aman, y, querer contribuir a ello, eso es el Cielo, y, cuando una persona aquí en la tierra busca hacer la voluntad de Dios, no tener méritos para el Cielo, hacer la Voluntad de Dios porque lo ama, cuando sabe que Dios lo ama, cuando quiere que todos amen a Dios, y, para ello no provoca que nadie lo rechaza, ya está en el Cielo, y, si sigue asi, con la ayuda de Dios, un día estará en plenitud
Y, el Infierno, pues tampoco es un lugar, es un estado de odio, de rabia de desesperación, de dar la espalda a Dios, a los otros
Y, cuando uno vive desesperado porque no se sale con la suya, pisoteando a los otros dándoles la espalda, dando la espalda a Dios, ya está en el infierno, y, en él acabará si no toma la Mano de Dios y se da la vuelta
Porque el Cielo y el Infierno empiezan aquí. Tras la muerte sólo se firma el contrato definitivo