Qué es primero La Ley de Dios, o la Ley de los dirigentes de La Iglesia. Jn 7
Esto suena fuerte, pero hay que distinguir. Por supuesto hemos de obedecer a La Iglesia; pero no todas las leyes de La Iglesia vienen de Dios
La Iglesia es interprete de la Ley divina, pero tiene también sus propias leyes, como ayuda
Y, esas son leyes humanas, y por lo tanto no absolutas.
Siempre que haya un choque con La Ley de Dios, tienen que pasar a segundo plano, no se pueden ni se deben seguir.
La Ley de Dios es lo primero
Sin meterme en vericuetos
La ley de ayuno y abstinencia no debe ser seguida sí causa problemas en el hogar
Sí una madre solo puede estar con sus hijos casados el domingo, y para ello tiene que preparar la comida, y no puede acudir a la Misa dominical, puede escucharla por tv o radio, y acudir otro día
Sí cuando uno va para Misa, se encuentra una persona que necesita hablar desahogarse con ella, porque lo necesita, esa persona herida por la vida, esta antes, y hay que acompañarla, y tomar algo con ella, y por supuesto eso no impide la Comunión al contrario
Pero es que no se puede estar con una persona agobiada mirando el reloj, así que se puede pasar la hora de la Misa
Y no ha pasado nada. Se estuvo con Jesús.
No hace falta ir otro día, es bueno ir, pero no para compensar
Y si una persona considera que su matrimonio es un infierno, que está dañando su alma y la de sus hijos, pero no es anulable, y se divorcia, y luego encuentra una persona que la realiza como persona, y como creyente
No puede inventarse motivos de conciencia para casarse por la Iglesia, pero puede sí cree esa nueva relación viene de Dios, casarse en matrimonio civil, que Dios también bendice, y comulgar si se siente en paz.
Pablo dice que cada uno examine su conciencia. No la del vecino
Esto no quiere decir que La Iglesia tenga que bendecir uniones civiles no ella no puede, Ella tiene que seguir poniendo el listón alto, pero acogiendo a sus hijos a todos.
Y, lo que no podemos hacer nadie, es escandalizarnos de que un divorciado casado comulgue, y no de culpas peores y reales, como es la falta de amor al prójimo.