Jesús conduce nuestra barca al Padre. Jn 6, 16
Los discípulos van en la barca, que esta a punto de irse a pique, hay nubes, tormenta, el cielo está negro. Ven a Jesús, pero Jesús no se para sigue adelante, hace señas, lo toman por un fantasma, al verlo caminar sobre las aguas, quieren tomarlo a bordo al saber que es él, pero en apariencia, les pasa de largo, cuando quieren darse cuenta, han llegado a la orilla a la que se dirigían
Los discípulos somos nosotros los cristianos, vamos en la Barca de La Iglesia, que es también la lanchita de nuestra vida, y nos asusta el temporal que se ha levantado, pero Jesús no esta, de pronto lo vislumbramos, tal vez un recuerdo una oración, un testimonio, pero lo tomamos por ilusión, locura, él no está, pero de pronto sentimos que nos ánima a seguir adelante.
Queremos que suba a la Barca, que tomé el timón, que la llevé él para ir seguros. Pero no lo hace, en apariencia nos parece que nos abandona, que nos oye.
Pero cuando nos damos cuenta, cada uno se da cuenta cuando llega, su trozo de barca
Hemos llegado a la orilla a la que nos dirigíamos hemos llegado a casa, aunque no lo veíamos Jesús guiaba la Barca, guía la Barca por eso no va zozobrar.