El profeta se siente violado, penetrado por Dios. Es una expresión muy fuerte, porque La Biblia no es bien hablada, no es para blandengues, es fuerte porque La Verdad y el Amor son fuertes
Jeremías lo expresa y algunos traducen por “Seducción” es lo mismo
Quiera o no, porque la verdad es que por él no quiere, el Profeta el hombre o la mujer de Dios, se siente invadido por Dios, por su Palabra, que le quema, una Palabra que ha penetrado hasta sus entrañas, y que él sabe que esa Palabra tiene que ser “arrojada, parida en el mundo, y sabe también que tiene todas las cartas para que sea rechazada”
Y se pone disculpas, de todos los colores.
Para qué hablar sí nadie hace caso
Sí me van a tomar por lo que sea
Sí no son tan malos, yo soy peor
Sí son casos perdidos, sí fueran como yo...
Sí cada uno haga lo que quiera, si yo fuera Dios
Pero de pronto ve que no puede más, y estalla arroja la Palabra, y se dice. Nunca más
Pero al día a la noche siguiente se da cuenta de que ha vuelto a ser seducido, violado, y que esta preñado o preñada de La Palabra, que ha de parir de nuevo, y así un día tras otro
Eso es ser profeta
Decir cuando se va acabar el mundo, es ser gilipollas. Que no entra en la teología
Pero para que nos penetré La Palabra, hemos de acercarnos a Ella, para que Dios nos queme con su Amor, hemos de acercarnos.