orar no es manipular ni forzar a Dios sino exponerle nuestros problemas nuestra vida, confiar en él y escucharlo.
Al hacer oración no pretendo que Dios me de la razón, llevar el agua a mi molino, no voy, o no debería ir a la misma buscando que Dios haga mi voluntad
Sino que acudo a él como Padre, como Hermano, Amigo, Señor, para contarle, entregarle mis problemas, y, no sólo los míos, para descansar en Él, para adorarlo, para escucharlo en la intimidad del corazón
No sólo voy a pedirle, voy a que Él me pida y me corrija