Lo que sólo vale para este mundo no vale nada
Todo aquello que al partir al encuentro definitivo, tengamos que dejar aquí, y, nunca vayamos a tener; no vale para nada; sólo habrá servido en cierto modo si nos ayudo a que con ayuda de La Gracia ese encuentro vaya a tener lugar
Por eso el dinero, los negocios, los premios, algunos amigos, los títulos académicos, sí no han sido motivo para que amasemos más a Dios, y, nos dejásemos amar; no valen para nada, se quedan aquí, y, si nuestra elección final por imbeciles fue el Infierno; de nada valdrá el dinero que quede a los herederos, o que figuremos en las enciclopedias como ilustres, menos que basura seremos en el Infierno
Pero lo que no se queda solo en este mundo el amor a las personas, a la creación, el amor a Dios, el dejarnos amar por Él, el arrepentimiento sincero, lo que nos ayuda con la Gracia a elegir el Cielo, eso si vale, y, aunque nuestro nombre al salir de este mundo no lo recuerda al poco tiempo nadie, nosotros estaremos vivos en Dios, no importa hallamos sido pobres o ricos, sabios o incultos.