miércoles, 20 de mayo de 2020

Nos salvas sin mérito alguno nuestro

Nos salva sin mérito alguno

Jesús nos salva sin mérito alguno por parte nuestra, tal vez, a algunos les suene a luterano, pues si lo es, porque Lutero era cristiano católico, y, esta es una verdad cristiana.

No tenemos ningún mérito, ningún derecho para exigir a Dios que nos dé la fe, para exigirle que nos perdone, así sin más, porque nos duele lo que hemos hecho, no tenemos ningún derecho al Cielo, a vivir en la intimidad de Dios

Somos criaturas, que deben obediencia al Creador, como todos los seres creados, si acaso merecemos castigo,  merecemos ser destruidos, dejados a nuestra suerte, por ser malos siervos

Jesús lo deja bien claro, al críado que cumple sus tareas no le debe nada el amo, hizo lo que era su obligación, si merece castigo si no las cumple

En el momento de recibir a Jesús en La Eucaristía, repetimos una frase, tomada del Evangelio de Lucas, del centurión romano, en la que deberíamos fijarnos en lo que decimos, no somos budistas que repiten mantras, no importa lo que digan, somos cristianos

Pues bien esto es lo que decimos, "Señor no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya, bastará para salvarme"

"Una Palabra tuya", no las misas que voy oír, las confesiones, las limosnas, el guardar los mandamientos, las buenas obras..., no, "Una Palabra tuya", esa Palabra de Jesús que es él mismo es la que llega y sobra para salvarnos, esa Palabra es la que "empezó a decir en el útero de María, al encarnarse, aceptando la Voluntad del Padre. la que dijo toda su vida en la tierra, la que dijo en La Cruz, perdonándonos, y, pidiendo perdón por nosotros, es la que sigue pronunciando ante el Padre orando por nosotros

Es la que nos une a él, y, hace que sea él quien obre en nosotros, es él quien en nosotros pide perdón a Dios, y, es él quien en el caso ordinario que es el de los cristianos católicos, nos da su perdón por medio del sacerdote pecador, en Nombre del Dios Uno y Trino, de ese Dios Trino, del que él Jesús es El Verbo, el Hijo, la Segunda Persona.

Y, todo esto sin mérito nuestro, la primera llamada, la que nos saca del pecado mortal, de  la increencia nos pilla siendo enemigos, que derechos tiene un enemigo. La que nos ayuda a permanecer a ser fieles, que derecho tiene un siervo porque obedezca

No, no tenemos mérito alguno, los méritos son suyos, nos salva porque ama al Padre, nos salva porque nos ama.