domingo, 3 de mayo de 2020

La promesa de Dios es dulce y firme

  La promesa de Dios es dulce y firme

Me horrorizan los post en Internet, que presentan un dios sanguinario, enemigo del hombre, un dios que odia a sus criaturas, o que ama, a 3 o 4 escogidos.

Un dios que amenaza con el infierno, un dios sin misericordia
Ese ídolo no es mi Dios, mi Dios es el Abba de Jesús, mi Dios es el de la promesa dulce y firme, él que primero casi en un susurro a los patriarcas luego como un murmullo a los profetas, y, ahora a Voz en grito, por su Palabra crucificada en lo alto de un monte, me recuerda que me ama, que nunca dejará de amarme, aunque yo deje de amarlo a Él, que me busca y me buscará como un loco enamorado, hasta el último instante, para darme a beber el Agua que no cesa, para volver a desposarme con él, porque su Amor por mi es eterno, sólo me advierte que porque me ama, no me obligará a vivir en él si no quiero, y, si escojo el Infierno será cosa mía,  Él no lo quiere, pues me ama.