jueves, 28 de mayo de 2020

Levantaos alzad la cabeza.

Levantaos alzad la cabeza.  Es una llamada del Evangelio de Mateo, puesta en el anuncio del fin “del mundo, de Jerusalén”, viene seguida de otra, de la que no se puede deslindar, después de hablar de guerras, terremotos, etc. Dice. “Levantaos alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”
Nos invita a no olvidar quienes somos, de quien somos hijos, y no andar como los que no tienen más esperanza que el suelo que pisan, habrá guerras siempre las hubo, y terremotos, y coronas 19, o yesina pestiae. Pues bien a nosotros eso no, nos amilana, no porque seamos mejores, ni más fuertes, sino porque lo es nuestro Padre Dios, a lo mejor un terremoto, nos saca de este mundo, y, qué no habíamos comprado plaza fija, casi mejor morir de un terremoto que de repente, mejor ocasión para ver si tenemos claro el Si al Cielo, y, si no, nos mata, pues habrá sido un medio para expresar nuestro amor a Dios.

Personalmente pienso cada vez más, que no esta diciendo que ante el fin del mundo, cosa muy manipulable vaya haber guerras ni terremotos, sino al contrario, ya estamos en el mundo nuevo, él que inauguro Jesús, con su muerte y Resurrección,  en ese mundo nuevo pero aún viejo, pues van seguir existiendo guerras, terremotos, pero nada de eso nos puede hacer dudar del Amor de Dios, lo máximo que nos puede pasar es la muerte, pero la muerte ya no existe, salvo que seamos tan necios de elegir la muerte eterna

Que bien lo entendió Teresa, y, lo plasmo en su poema, Sólo Dios basta”

Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,

La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.

Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
Nada te turbe.

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
Nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
Todo se pasa.

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.

Ámala cual merece
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
Sin la paciencia.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
Todo lo alcanza.

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
Quien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
Nada le falta.

Id, pues, bienes del mundo;
id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda,
Sólo Dios basta

No hay duda Teresa era mujer de Biblia y Amor