Los bichos ocultos del jardín de nuestro corazón. Sacado de un cuento de Mamerto Menapaces
En un cuento de Mamerto Menapaces, habla de un hombre que tiene un jardincito, al que cuida, pero cuida solo un trocito, no se mete muy adentro, él pedazo que cultiva esta bien, sin bichitos, sin hierbas malas, con flores bonitas
Pero ay, el jardín se extiende mucho más allá, la parte que no cultiva que no visita, esta llena de malas hierbas de bichitos, algunos no son tan malos, pero otros lo son hay alacranes, serpientes
El hombre orgulloso como está de su jardín, no se da cuenta de que la parte de la que ni piensa que existe, puede sí no le pone remedio inundar la parte cultivada
Y ahi está nuestro corazón, nuestro corazón es ese jardín que Dios nos da, para que lo cultivemos, y solemos a veces cultivarlo, un trocito pequeño, ahi tenemos nuestro pequeño jardín, con sus flores
Somos buenas personas, hasta buenos cristianos, bueno del montón, queremos a la familia, respetamos a los vecinos, ayudamos a quien lo precisa, y hasta rezamos y vamos a la iglesia. Vamos que no, nos dan el Nobel de La Paz porque no hay justicia
Pero en nuestro mismo corazón en la parte que no cultivamos, que no regamos con la oración personal, que no escardamos sacamos las malas hierbas con el Examen, que no aramos con los Sacramentos, que no sembramos con la acogida de La Palabra
Ahí hay de todo, pequeñas herejías, y pequeñas o grandes burradas, idolatrías, pequeñas rencillas, o grandes odios o resentimientos, de los que ni somos conscientes, hasta que un día, entra un mal aire, el Enemigo viene y siembra y esa parte no cultivada,, con sus bichos venenosos y malos invade, y se carga la parte bonita
Pero no hay que desesperarse, porque tenemos un Dios que le encanta trabajar como jardinero, y basta pedirselo y dejarle, y él convierte todo nuestro corazón en un hermoso jardín. Sin bichos hasta que los dejemos volver entrar.
Pero ya se sabe en un jardín, en el fondo hasta los bichos malos sí no se deja que muerdan, hacen bien.