miércoles, 28 de diciembre de 2022

Encuentro con Pedro la pesca


Encuentro con Pedro. La pesca
Pedro había negado a Jesús,  Jesús había muerto, pero ya Pedro había tenido su encuentro, aunque aún tenía miedo y dudas
Habían vuelto a pescar, es decir habían vuelto a lo de siempre, de pronto, uno les pregunto desde la orilla, si tenían peces, y, al decirle que no; les dijo donde podrían hallarlos, de pronto Juan,  le dijo. “ Es el Señor”,  no dijo es el Maestro, el Rabí, no dijo es Jesús, dijo algo nuevo para un judío, dijo es Adonai, era lo mismo que decir, es Yhv, es nuestro Dios, El Dios de Israel, y, Pedro en un instante lo vió claro, él no había negado solo a un amigo, al Mesías, había negado a su Dios, decidió imitar a Adan y largarse, pero y si lo alcanzaba no podía ir, semi desnudo como estaba, La Thora era claro, El Levitico no dejaba dudas los sacerdotes debían de hacerse unos calzones para subir las gradas del altar y no mostrar su desnudez, así que con una toalla, se hizo unos, y se lanzó al mar
De pronto una comida, y, luego él y Jesús solos, y Jesús preguntandole por 3 veces si lo amaba, no si lo amaba más que amaba a los otros, no sí no sí lo amaba más de lo que lo amaban los otros, él aquel día la noche que empezará todo había dicho, “Aunque todos te dejen yo no”, es decir se había puesto en primer término
Ahora Jesús quiere que se enfrente a sí mismo,  y vea sí lo puede seguir diciendo, Pedro ya sabe que no, sólo una cosa puede afirmar que ama a Jesús, y eso le dice, “Tú lo sabes todo Señor, tú sabes que te amo”
 Y Jesús le da un encargo especial, transmisible a quienes le cojan el relevo, apacentar sus ovejas y sus corderos, no las ovejas y los corderos de Pedro, que sigue siendo cordero, sino las de Jesús el Cordero de Dios
Le esperará el martirio, y, no ha de preocuparse para empezar su misión de la misión de otros
Hoy Pedro sigue apacentando las ovejas y los corderos de su Amigo Jesús, Hoy Pedro se llamá Francisco.
Las ovejas y los corderos que no quieren que los apaciente, a quien le están diciendo que no quieren los apaciente es a Jesús, a Jesús que sigue siendo Cordero, el Cordero degollado y en pie, cuya sangre nos lava y nos salva.