Buscar a Jesús
Buscar a Jesús, o mejor dicho dejarse encontrar por él, buscarlo y no rehuírlo, al encontrarlo, porque no coincida, con la falsa imagen que tenemos de él
Jesús no es un blandengue, no es de azúcar y merengue, no es suave; no es un chico educado.
Muy al contrario, Jesús puede ser muy duro, hasta incluso cruel, nunca nos va decir, “palabras bonitas”, para endulzarnos el oído, si nos dirá palabras de vida; mejor dicho, la Única Palabra de vida, que es él mismo
Es exigente, lo que no significa que no, nos felicite, si lo hacemos bien, pero también nos va reprender y duramente, cuando nos alejamos. Y, todo ello, porque nos quiere, y le costamos mucho, no quiere perdernos, pues somos el Regalo que le hizo su Abba, con el encargo de que ninguno de nosotros se perdiera
En el Evangelio nos avisa, para que no caigamos en la trampa, y, lo confundamos con sucedáneos
Sabemos donde está
Está en el Padre y Junto al Padre
Está en La Escritura recibida de La Iglesia y devorada en La Iglesia
Está en su Vicario el Papa
Está en La Eucaristía
Está en todo el que busca la Verdad, La Justicia, La Vida
Está en nosotros, pero en nosotros también habita el Mal por eso precisamos La Luz de todo lo anterior, para no confundirlo
Y, está como mendigo en todo ser humano que precise ayuda
Lo primero para él, es el Amor, el Amor al Padre y, por el Padre a los hermanos
Hacer la Voluntad del Padre, está por encima de cualquier cosa
Es muy exigente, y, exige ni más ni menos que lo que él hace, si algo, o alguien así sea la propia vida, nos exigen desobedecerle, la opción ha de ser, con él o contra él
Sin él el camino es el infierno
Tiene su Código que es el mandato del amor, y las bienaventuranzas
Exige amar hasta a los enemigos y perseguidores
Manda renunciar a los bienes no poniendo en ellos el corazón
No está en La ONU, ni en la mayoría de los gobiernos, ni en La UE actual, ni en los bancos
Hay un truco para encontrarlo, dejarse encontrar y no echar a correr cuando veamos sus huellas de crucificado Resucitado, y, es tratar a la mujer judía, que lo parió, a Santa María