viernes, 22 de febrero de 2019

visita a Zaqueo


La visita a Zaqueo

Las gentes murmuraban en la calle, en todas partes había corrillos, de todo tipo de personas, hablando del hecho acaecido en la ciudad, días atrás, eran pocos los que opinaban favorablemente sobre el mismo

Los que lo hacían eran personas de baja catadura moral, personas sin formación, porque ningún buen creyente podía apoyar aquel atentado a la religión de los padres

Elías es un maestro de la Ley, hombre religioso, observante fiel de todos los preceptos, está hablando con un grupo de amigos, todos como él, sus esposas e hijas escuchan algo apartadas, y, atienden  a lo que cuenta

“Amigos, hermanos, fue un escándalo, y, todavía hay personas de nuestro pueblo que siguen a este maldito, a este belcebu,  a este blasfemo, sabéis que se nos prohíbe por nuestro bien, mezclarnos con idolatras, con gentiles, y, con los que dañan a nuestro pueblo, pues bien, por eso mismo no podemos relacionarnos con los publicanos, más que para dejar nos saquen el dinero, para Roma, para la impía y pagana Roma,  de no hacerlo nos matarían, nos venderían como esclavos, o nos harían morir como malditos, es decir “crucificados”, como hacen  con algunos que imprudentemente se revelan. Los publicanos son unos malditos, porque recaudan dinero para el pagano, para Roma, y, lo hacen extorsionando muchas veces, y, si un publicano es además muy rico, quiere decir que a su trabajo ilícito ya de por sí, ha sumado la extorsión. Un buen judío, un buen hijo de Abraham, no entraría jamás en casa de un publicano, ni lo saludaría.

Aquí Elias hizo una pausa para tomar un sorbo de agua, los que le escuchaban, le dieron la razón, y, preguntaron si alguno lo había hecho

Pues claro amigos, ese tal Jesús de Nazaret,  el hijo de José el carpintero ya fallecido, ese hombre que dice viene de parte del Eterno, y, que algunos se atreven a decir que es el Mesías, no se limitó a saludar a un publicano, no, se auto invito a comer a su casa, fue comer con un publicano, con Zaqueo, nada menos, hasta los suyos iban escandalizados

¿Zaqueo, Zaqueo? Repetían en un murmullo, como si no pudieran creerlo

Pues si amigos, fue comer con Zaqueo, se sentó a su lado, a la mesa, lo sé por mis esclavos a los que se lo contaron los esclavos de Zaqueo, y, eso con ser grave no fue aún lo peor, en medio de la comida, Zaqueo se puso en pie, y, dijo que iba devolver el cuádruplo a los que había defraudado, como si eso le solucionase algo, y, que daría la mitad de su dinero a los pobres.  Jesús, debiera aprovechar para reprenderlo, para decirle que estaba maldito, que ya era tarde, que a eso había ido, y, que ahora se iba purificar por haber estado en contacto con él, eso habría hecho que su gesto fuese más tolerable, pues no, hizo nada de eso, abrazo a Zaqueo, le dio el ósculo de la paz, y le dijo. “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre (dijo mirando a los que estaban viendo), es también hijo de Abraham”

Hijo de Abraham, también lo era Ismael, y, lo echo fuera, y, quién es el Carpintero metido a Rabino, para decir que El Reino, La Salvación llego a casa de un impío. Por eso, yo no tengo dudas de que este hombre no viene de Dios, es un impío, un blasfemo

Todos los oyentes asintieron, sólo unos pocos seguramente gente sin formación ni moral se permitieron disentir

De aquello han pasado cerca de 2.000 años, y, la coincidencia con hechos que se están dando hoy, en La Iglesia, en la Sociedad en relación el representante de Aquel Carpintero judío. No es casualidad, es como lo contado obra del Príncipe de este mundo, del mayor embustero, del padre de la mentira, del que miente hasta cuando dice La Verdad