La visita a Zaqueo
Las gentes murmuraban en la
calle, en todas partes había corrillos, de todo tipo de personas, hablando del
hecho acaecido en la ciudad, días atrás, eran pocos los que opinaban
favorablemente sobre el mismo
Los que lo hacían eran personas
de baja catadura moral, personas sin formación, porque ningún buen creyente
podía apoyar aquel atentado a la religión de los padres
Elías es un maestro de la Ley,
hombre religioso, observante fiel de todos los preceptos, está hablando con un
grupo de amigos, todos como él, sus esposas e hijas escuchan algo apartadas, y,
atienden a lo que cuenta
“Amigos, hermanos, fue un
escándalo, y, todavía hay personas de nuestro pueblo que siguen a este maldito,
a este belcebu, a este blasfemo, sabéis
que se nos prohíbe por nuestro bien, mezclarnos con idolatras, con gentiles, y,
con los que dañan a nuestro pueblo, pues bien, por eso mismo no podemos
relacionarnos con los publicanos, más que para dejar nos saquen el dinero, para
Roma, para la impía y pagana Roma, de no
hacerlo nos matarían, nos venderían como esclavos, o nos harían morir como
malditos, es decir “crucificados”, como hacen
con algunos que imprudentemente se revelan. Los publicanos son unos
malditos, porque recaudan dinero para el pagano, para Roma, y, lo hacen
extorsionando muchas veces, y, si un publicano es además muy rico, quiere decir
que a su trabajo ilícito ya de por sí, ha sumado la extorsión. Un buen judío,
un buen hijo de Abraham, no entraría jamás en casa de un publicano, ni lo saludaría.
Aquí Elias hizo una pausa para
tomar un sorbo de agua, los que le escuchaban, le dieron la razón, y,
preguntaron si alguno lo había hecho
Pues claro amigos, ese tal Jesús
de Nazaret, el hijo de José el
carpintero ya fallecido, ese hombre que dice viene de parte del Eterno, y, que
algunos se atreven a decir que es el Mesías, no se limitó a saludar a un
publicano, no, se auto invito a comer a su casa, fue comer con un publicano,
con Zaqueo, nada menos, hasta los suyos iban escandalizados
¿Zaqueo, Zaqueo? Repetían en un
murmullo, como si no pudieran creerlo
Pues si amigos, fue comer con
Zaqueo, se sentó a su lado, a la mesa, lo sé por mis esclavos a los que se lo
contaron los esclavos de Zaqueo, y, eso con ser grave no fue aún lo peor, en
medio de la comida, Zaqueo se puso en pie, y, dijo que iba devolver el cuádruplo
a los que había defraudado, como si eso le solucionase algo, y, que daría la
mitad de su dinero a los pobres. Jesús,
debiera aprovechar para reprenderlo, para decirle que estaba maldito, que ya
era tarde, que a eso había ido, y, que ahora se iba purificar por haber estado
en contacto con él, eso habría hecho que su gesto fuese más tolerable, pues no,
hizo nada de eso, abrazo a Zaqueo, le dio el ósculo de la paz, y le dijo. “Hoy
ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre (dijo mirando a los que
estaban viendo), es también hijo de Abraham”
Hijo de Abraham, también lo era
Ismael, y, lo echo fuera, y, quién es el Carpintero metido a Rabino, para decir
que El Reino, La Salvación llego a casa de un impío. Por eso, yo no tengo dudas
de que este hombre no viene de Dios, es un impío, un blasfemo
Todos los oyentes asintieron,
sólo unos pocos seguramente gente sin formación ni moral se permitieron
disentir
De aquello han pasado cerca de
2.000 años, y, la coincidencia con hechos que se están dando hoy, en La
Iglesia, en la Sociedad en relación el representante de Aquel Carpintero judío.
No es casualidad, es como lo contado obra del Príncipe de este mundo, del mayor
embustero, del padre de la mentira, del que miente hasta cuando dice La Verdad