martes, 12 de febrero de 2019

Dios no aprecia los jarretes (la fuerza del hombre), si no a los que confían en su misericordia”


“Dios no aprecia los jarretes (la fuerza del hombre), si no a los que confían en su misericordia”

La frase esta extraída de La Sagrada Escritura. Para Dios no cuentan los bravucones, que confían en vencer ellos solos, el mal, y, el Mal, los que creen que son especiales por ser de tal Iglesia, de tal Movimiento, o de tal cofradía

Los que se enorgullecen de su fe, aunque  no vivan muy de acuerdo con ella, los que se creen guardianes absolutos

Los que se sienten fuertes, porque  “observan el cumplimiento” ( cumplo  y miento) de cientos de preceptos humanos

Los que han encadenado la verdad, y, no dejan acercarse a ella

Ni en los que tienen muchos estudios teológicos, bíblicos  en lenguas originales, porque pueden pagarlos

Ni los que van de peregrinación a este o el otro santuario, a Tierra Santa, porque pueden pagarlo

No, Dios se complace en el pobre, el humilde, el que se sabe pecador, pero confía ir al Cielo, pues sabe que no tiene ningún derecho a ir, y, que ira por los méritos de Otro, del Otro, del Hermano mayor, de Jesús, Dios se complace en él que se sabe débil, necesitado de empezar cada mañana, casa segundo, pero confía en su Misericordia, en la Misericordia, y, el Amor de Dios, y, a lo mejor no peregrina nunca al santuario famoso, ni a Roma, ni a Tierra Santa, peregrina a la cabecera del enfermo, a la casa del viejo solo, del niño pequeño cuyos padres necesitan un pequeño descanso, porque sabe que allí esta Él