domingo, 10 de febrero de 2019

Junto a la Cruz, María muestra su grandeza y reciedumbre


Junto a la Cruz, María muestra su grandeza y reciedumbre

María junto a La Cruz, no quiere demostrar nada,  hubiera preferido no estar allí, pero nadie sería capaz de arrancarla

Y, porque en La Cruz, está agonizando entre dolores horribles su hijo, el hijo de sus entrañas, el que pario. El que sintió crecer en su cuerpo, el que amamanto, el que educo, su pequeño, su Niño Jesús, su hijo, el Mesías de Israel, rechazado por su Pueblo, y, su Dios, aunque no sé esto último hasta que punto, lo comprendía María, pero si era su Dios

Pero me disculpen los beatos, los devocionarios, es igual, porque María es Madre, sobre todo Madre, y, si su hijo no fuera quien es, Ella estaría igual a su lado, ahora que esta solo

Allí recibirá otro hijo como regalo, Juan, un hijo para ocupar el sitio del hijo, pues Jesús no le dice, ahí tienes otro hijo, sino, ahí tienes a tu hijo, y, su hijo es Jesús.  María deberá cuidar a Juan, como a Jesús, también para ella cuenta lo de, “Lo que hiciste con mis hermanos, me lo hicisteis a mí”, en Juan, María místicamente nos recibirá a todos, por eso la Virgen nos cuida, se lo pidió Jesús

Maria no está resignada, no grita ni patalea, ni se  mesa los cabellos, Ella se une a las plegarias de su Hijo, también ella fue redimida. Para Dios no  hay tiempo de esa Redención que ahora se realiza, ella fue la primera beneficiada, antes incluso de existir como Hombre el Redentor

Maria no esta resignada, actitud del que aguanta, porque no le queda otra, Maria se sabe, se siente, se proclama, “Esclava del Señor”, Ella ha entregado su voluntad, su vida a su Creador, lo que Dios quiere esta bien, no analiza, acepta, porque Dios es su dueño, su Señor, Dios sabrá porque permite que su propio Hijo, Jesús es Hijo de Dios, muera de aquel modo, como un blasfemo, como un maldito, ella sabe, que Dios es Amor, y, por eso llora en silencio, y, dice como dijo 33 años antes.

“Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí, según tu Palabra”

Y, lo sigue diciendo con las madres, mujeres, novias, hermanas, con cualquier mujer, o cualquier hombre que vela al lado de un enfermo moribundo, de un herido, de un condenado a muerte, lo sigue diciendo, y, acompaña a su Hijo, que como decía la vieja saeta, sigue crucificado

Y, nada de eso tiene que ver con la imagen de una diosa estática, sin sentimientos, no Maria es una Mujer, La Mujer