domingo, 24 de febrero de 2019

Carta del Profeta Jonas, desde el Cielo


Hola os escribo desde La Casa del Padre, o mejor desde su Corazón infinito, bueno me olvidaba de presentarme, me llamó Jonás, aunque en realidad ese no es mi verdadero nombre. Los que sabéis beber de La Sagrada Biblia, conocéis mi historia, porque hay un pequeño libro, que lleva mi nombre, ya me estoy liando.
Desde el Corazón del Padre, estoy viendo que repetís mis errores, aunque yo entonces tampoco los vea así, de existir entonces las redes sociales lo que hubiera escrito
Veréis era yo un buen judío, un buen creyente, casi como el joven rico, aunque ese es algo repelente. Como buen judío sabía que no debía juntarme con los paganos, los gentiles, ya sé que desde que el Hijo de Dios, se hizo hombre, y, fue nuestro Mesías, los gentiles han entrado, habéis entrado en La Iglesia, en el Pueblo de Dios, pero os hablo de siglos antes. Así pues retomo lo dicho, no podía juntarme con paganos, gentiles porque eran malas personas adoraban ídolos, a los que ofrecían sacrificios humanos, ahora también pero no lo llamáis así, lo llamáis por ejemplo. Interrupción del embarazo, para que la diosa comodidad os permita el viaje, comprar el piso, o no cargar con el hijo enfermo, o lo llamáis eutanasia, pero no voy a hablar de vuestros pecados, sino de mi, los gentiles además de hacer todo aquello, nos hacían todo el daño que podían, no todos claro, pero si por ejemplo los ninivitas, es decir los habitantes de Ninive, ni os cuento lo que hacían,  casi eran como la sociedad de vuestros siglos XX y XXI, pues bien,  un día, me llego el aviso de parte de Yhv, del Dios de Israel de que fuese a su tierra a Ninive, y, les dijese o que se convertían de su mala vida, o, Ybv el Dios de Israel los iba destruir.

Yo me dije, pero es que Dios no sabe dejar a la gente como el pobre Jonás, tranquila, si los va destruir de todas a todas, porque vamos a ver, como se va convertir esa gente, que cree en los ídolos, porque se lo diga un judío como yo, mientras no me maten tendré suerte, pero el caso es que eso es perder el tiempo, además después de lo que nos han hecho. Vosotros podeis pensar en un judío, un gitano, etc yendo hablar a un nazi de perdón de conversión, o cualquier otro ejemplo.
Por eso tome la decisión de no ir, y, me embarque rumbo a España, a Tarsis, creo que ahora se llama Marbella, no llegue, Él que cuando se empeña en salirse con la suya, se sale, mando una tormenta, me echaron al agua, me trago una ballena, interpretarlo como os de la gana, el caso fue, que acabe en Ninive, y, les hable, les di el mensaje. Y, paso lo que no esperaba que el rey, mando hacer penitencia, que desde hombres a animales se vistieron de saco y ceniza, ayunaron, implorando misericordia. Y, ahora viene lo bueno, Dios les perdono, si así, porque sí, porque es que a Yhv perdonar le chifla, ni un castigo pequeño, les perdono todas sus barbaridades, yo estaba enojado. Entonces nació una plantita de ricino, y, llego a ser tan alta, que cuando me tumbaba en el campo a reposar, cubría mi calva, y, evitaba que el sol me dañase, de pronto se secó por un viento solano, y, me enoje mucho, hasta maldije, Dios entonces me hablo con cariño, me pregunto si tenía razón en enojarme por el ricino, que es planta de poca duración; respondí que sí, que lo tenía, y, El Señor me dijo, tú si tienes derecho a quejarte por un ricino, y, Yo, no iba tener piedad de la gran ciudad de Nínive, donde hay hombres que no distinguen su derecha de su izquierda, y, tantos animales. Y, entonces lo supe, siglos antes de otro judío el Apóstol Juan, lo escribiese, supe que Yhv, es Amor, ama a todos, amaba a los ninivitas,  porque los había creado, a los hombres, pero también a los pobres animales, que pagan sin saberlo a veces nuestros pecados, porque los amaba, me había mandado a mí, y porque los amaba les había hecho sin que lo supieran pues no eran muy listos, arrepentirse y confía en Él. Y, porque me amaba a mí, no me había dejado llegar a Tarsis, podía haberme hundido en el Hades, bueno no, porque es Amor, podía haber dejado que me hundiera en el Hades, en lugar de eso, me hizo llegar a Ninive, me asoció a su plan de salvación, para el que no me precisaba, y, por ello dejo se escribiese mi historia.
Y, ahora acabo mi carta, con un consejo, cuando Dios te diga, es decir cuando sientas en el corazón que debes denunciar el mal, la injusticia, decir a otro que esta obrando mal, sea una sola persona, o un grupo, hazlo no te escudes en que no te va hacer caso, que es caso perdido, porque para Dios no hay casos perdidos. El ama a todos
Desde el Cielo con cariño el profeta Jonas