domingo, 10 de febrero de 2019

Juan envía embajadores a Jesús


Juan envía embajadores a Jesús

Desde la cárcel de Herodes, Juan sigue por sus discípulos la actividad apostólica de Jesús, resulta que Jesús no es el león que él había anunciado, cierto que lo presento como “El Cordero de Dios”,  pero cordero en relación con Dios, no con los hombres, él lo  anuncio como Fuego desatado, como Ira divina, terror para los pecadores,  y, temblor para los que se tenían por justos, y, resulta que es manso, que acoge a todos,  es más tiene a “los justos”, escandalizados pues trata con publicanos, colaboradores del imperialismo romano, con rameras, con gente que no observa la Ley, ha escogido a sus compañeros, a sus seguidores, entre gente sin formación, entre pescadores, se salta las leyes del Sabat, si hay que curar o perdonar,  pasa de leyes rituales, y, un largo etc.

Juan duda, y, los suyos le hacen dudar con sus preguntas. ¿Será en verdad el Enviado, o habrá que seguir esperando?

Juan no dice, a lo mejor me equivoque, pero tampoco dice. No, yo estoy seguro de lo que dije

Simplemente les manda que vayan de su parte a preguntarle

Y, los discípulos de Juan, fueron a preguntar a Jesús

Si era Él, o tenían que seguir esperando

Jesús, no les dio una clase de teología para neófitos, no les hablo de su nacimiento, de su relación con el Dios de Israel, no hizo nada de eso,  les dijo que se quedasen unos días con él

Al cabo de los cuales, los despidió diciendo
“Id y contad a Juan lo que habéis visto, los ciegos, ven, los cojos andan, los muertos resucitan, a los pobres se les anuncia La Buena Noticia, y, dichoso a quien no defrauda mi mensaje”

Y, con esto fueron ver a Juan, y, Juan comprendió que si se había equivocado un poco en la presentación,  pero sólo un poco, pues si es Fuego que arrasa pero el pecado no el pecador, que al pobre se le da la mejor noticia que es Hijo de Dios, del Dios vivo, del Dios amante

Jesús mostró sus obras hechas en unión con su Padre, La Iglesia, los cristianos no convenceremos al mundo, con palabras, sino con hechos con los mismos que Jesús, que no  hay sólo ciegos físicos