Todo Don todo carisma viene del Espíritu Santo, para bien de todos.
El carisma es aquel Don del Espíritu Santo, que contribuye al bien de La Comunidad de La Iglesia o de una o varias personas, siempre para ayudar a crecer en gracia, siempre para un fin bueno, no tiene porque beneficiar al que lo posee, por ejemplo por la imposición de las manos, un sacerdote tiene la facultad de perdonar en Nombre de La Trinidad, pero no puede perdonarse así mismo, pero si puede celebrar la Eucaristía, de su capacidad de perdonar, se benefician los demás no, él, que ha de acudir a otro sacerdote, en otro terreno, una persona puede tener el carisma de la alegría de animar, pero ser incapaz de hacerlo consigo.
Hay carismas extraordinarios como la facultad de sanación, de lenguas, pero Dios sólo los da muy raramente, pero fuera de eso, todo lo que contribuya al bien del otro es un carisma