Película del año 2010, dirigida
por Achero Mañas, y protagonizada por Juan Diego Botto; pero que yo he visto,
gracias a las grabaciones el sábado pasado, y tengo que confesar que me encanto
La historia de un viudo joven,
con una niña de 4 años, una pequeña que ve morir a su madre en el parque
La relación con los abuelos
maternos no es demasiado buena, y, él ha de ocuparse de la pequeña, que quiere
una mamá, una mamá postiza no entiende que su madre haya muerto
El joven padre tiene una idea, se
convertirá por unos momentos en mamá, disfrazándose y vistiéndose de mujer
Pero la cosa se irá de las manos,
la pequeña ya no verá al papá si no a la mamá, incluso cuando se viste de
hombre, una pequeña lucha en la que toma la decisión de no vestirse más de
mujer, no puede engañar a su pequeña, mamá no está si quiere verla, habrá de imaginársela,
cerrando los ojos, pero él es papá, solo papá
El poco tiempo que ha sido transformista aunque solo fuese para su hija,
le ayuda a comprender a quienes lo son las 24 horas
Un pequeño accidente que hace sea
hospitalizado, conlleva que su hija sea llevada a un colegio, en el que quieren
se quede la niña, no lo va permitir, se presenta y exige a su hija.
¿Tiene permiso?, dice una
religiosa,
No lo necesito es mi hija
La religiosa le ayuda y se marcha
con su hija, a empezar de nuevo en Madrid, dispuesto a dar a su hija todo lo
que quiera, todo menos mamá, porque mamá
ya los vela desde el Cielo
Un canto a la familia, al amor
paterno filial, y, aunque no fuera intención del director un aviso a los que
pretenden que los niños no tengan papá, o no tengan mamá, y tengan de lo que
sea repetido. Porque un niño necesita un padre y una madre, y si no puede ser
uno de los dos. Lo otro es confundirlo engañarlo, y, eso nunca sale bien