jueves, 28 de septiembre de 2017

Ritos municipales,liturgias de sustitución, y nostalgia de la religión

Ritos municipales, liturgias de sustitución, y nostalgia de la religión
“Al cura que esto escribe, no le parece mal, que las instituciones civiles representativas, como es el Concejo, se  presten a ofrecerle, a los vecinos que lo soliciten el ceremonial festivo, por ejemplo de bienvenida a la vida. También comprendo la reticencia de quien piensa, que son un exceso de cortesía, un extra de amabilidad administrativa y de servicios, que a todos nos agradaría constatarla,  en la atención y resolución suficientes de los asuntos ordinarios de la vida ciudadana
Desacertados sí que me parecen los nombres que se les están dando a estos ritos, como si fuese una alternativa no creyente y laicista, de los ritos religiosos católicos. Comprensible en el caso del matrimonio, me parecen errados y ofensivos los nombres de “bautismo civil”, “primera comunión civil”. Para los actos de bienvenida a los bebés y la fiesta del niño que saborea los felices años de la edad dorada de la infancia. Ya sé que oficialmente no tienen ese nombre, pero será conveniente divulgar  suficientemente la denominación que el Concejo les da. Eso favorecerá la comprensión del rito que se celebra. No son presentables los nombres de “bautismo civil”, o “Primera comunión civil”, a no ser que se quieran presentar como explícitamente contrapuestos a los ritos católicos así denominados. Esa militancia confesional de laicismo excede estrepitosamente, la función de servicial y administrativa de la institución municipal
El cura que esto escribe, se pregunta por la necesidad de estos ritos en el Concejo. Ya digo que no son pocos los que consideran un exceso de amabilidad la creación de estos actos para satisfacer la posible demanda que de ellos hagan algunas familias. No quiero entrar en la motivación que justifica este servicio municipal. Para mi es mucho más importante conocer las motivaciones de los demandantes de tales actos. No tuve ocasión de hablar con ningún “usuario” de los mismos, pero procuraré intentar ponerme en su lugar y comprender sus motivaciones, o al menos asomarme respetuosamente a ellas
En primer lugar supongo que los padres que solicitan  “bautismo civil”, de un hijo son personas que tienen abandonada la práctica religiosa pero saben que en nuestra tierra y en muchos países del mundo, los niños que vienen al mundo reciben el bautismo. Puede que más de un familiar, los ponga en un compromiso preguntando por el bautismo del niño, e incluso ofreciéndose para apadrinarlo. Un niño irrumpe en su vida. Hay que cuidarlo. Es un tesoro que  de entrada reclama toda clase de atención y altera la mentalidad de los progenitores, inyectando anímicamente en ellos un plus de humanidad, ternura, de gratitud en la entrega de dedicación. Acogen el misterio de una personita de la que se sienten totalmente responsables. Comparten mucho más que una labor una verdadera misión. Ese niño, “canta” pregona y hace resonar en el corazón de los padres el misterio de la vida. Están acostumbrados a vivir sin contar con  Dios. El misterio, el niño la vida, suscita preguntas y requiere símbolos de comunicación con esa hondura y sentido. La Iglesia, la fe, Dios, son hoy para ellos palabras vacías de contenido. Pero la vida les está reclamando el reconocimiento de su hondura, la comprensión de su significado, de su sentido. Hay que hacer algo, un ritual un símbolo expresivo que acoja esa necesidad, que cubra el hueco.  Me parece sinceramente que la demanda de los ritos municipales responden a esta nostalgia de sentido, aunque difícilmente cubrirán esa añoranza religiosa, pues la carencia del sentido religioso nunca deja de llamar al corazón de las personas, reclamando su atención.
Dudo mucho que la respuesta cabal sea la municipal. Los ritos del Concejo son, en mi opinión una sustitución descafeinada de la nostalgia de Dios. Vienen a ser una especie de placebo irreligioso que distrae de la verdad honda de la vida, del misterio que subyace, y late, terco en infatigable en el corazón de cada persona

Publicado en "Pobo de Deus", en gallego, por el Rvdo Padre D.Andrés García Vilariño, párroco de la colegiata, profesor de teología del Hogar de Santa Margarita, y, profesor jubilado de religión de La Escuela de formación del profesorado. En La  Coruña