jueves, 5 de mayo de 2022

Nacer de nuevo


Nacer de nuevo es dejarse transformar por el Espíritu de Vida y Amor.
Un programa de la tvg de los hermanos evangélicos, se llama así, “nacer de novo”, “nacer de nuevo”
Evocando la frase que el 4º Evangelio, pone en labios de Jesús en su encuentro con Nicodemo
“Quien no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de los cielos”
Volver a nacer
Todos nacimos salimos al mundo del útero de nuestra madre, o nos sacaron caso de los nacidos por cesárea
Todos vinimos al mundo, tras habernos desarrollado y vivido y madurado 9 meses o 7 algunos en el seno materno, y, nacemos con unas características, unos genes determinados, somos así, porque así nos parieron, asi nos parió la madre de cada uno. Ese es nuestro nacimiento carnal
Pero Jesús insiste en otro, el del Espíritu Santo, en el bautismo es donde tuvo lugar; pero muchas vece el bautismo para los que fuimos bautizados en la infancia, los que lo son de adultos a veces es peor, pero no es el tema, muchas veces, lo fuimos por costumbre, por rutina, por la época, el cura o quien administráse el sacramento, supongamos tuviese fe, pero los que aceptaban en el nombre de la criatura, pues fe sí, fe cristiana la mayoría de las veces no, ni su vida lo era
Y, sí somos cristianos, son cristianos pero anémicos, nacidos antes de tiempo, es preciso volver a nacer, y, volver a nacer es dejar que El Espíritu Santo, nos meta en la matriz de Dios en lo más íntimo de Dios, que nos recree, que nos haga de nuevo, El Espíritu Santo creo de María la naturaleza humana de Jesús, para que en el momento de su concepción, pudiese  ser asumida por el Verbo
Nosotros para ser de verdad hijos de Dios, también tenemos que ser recreados, transformados por el Espíritu Santo, el Espíritu de vida y amor. Y, si para el primer nacimiento no hizo falta, nuestra voluntad, en este es imprescindible, y, no hacen falta ceremonias,  basta desearlo, ponerse en su presencia, pedirselo, hará falta un examen, y, en casos acudir al sacramento del perdón, pero luego es acoger su Palabra, hacerla vida, recibir y tratar a Jesús, y dejar que nos vaya cambiando día a día, con adelantos suyos y retrocesos nuestros, porque en este nacimiento, culmina en el Cielo en el Padre, aquí siempre en gestación y crecimiento.