Adan y también Eva. Los primeros humanos, sean pareja única o grupo eso no importan
Se enfrentan a la tentación de ser fieles a Dios, como hará Jesús, ellos tampoco tienen pecado, son santos, puros
El tentador les sugiere, el diablo siempre sugiere, que tomen del fruto prohibido, para ser igual que Dios, para conocerlo todo, dominarlo todo
Ellos en ese momento lo tienen todo, son los señores de la creación y de sí mismos
Pero quieren más, tienen envidia de Dios, quieren ser El Señor, quieren ser dioses, y, solo hay un Dios, solo Dios es Dios
A Jesús el diablo le sugiere lo mismo, no que coma de ningún fruto, pero si lo mismo, que lo reconozca a él al diablo como Señor, como Dios que lo adoré, es decir que lo sirva, y, entonces le promete que le dará todos los reinos, porque son suyos.
Jesús, que es hijo de Adan y Eva, no cae en la trampa del diablo, le da una patata, y, le responde con La Escritura, “Alejate satán, porque está escrito, al Señor tu Dios adorarás, y, a él solo serviras”, y, esto Jesús se lo repite al diablo de mil formas distintas cada vez que vuelve a la carga
Jesús solo adora al Padre, es decir solo se somete al Padre, y, eso lo hace Señor en su humanidad, y, rescata con esa obediencia a Adan, que sí en lugar de someterse al diablo, se hubiera sometido a Dios, no habría traído el pecado al mundo
Hoy a nosotros y a la Iglesia el diablo sigue tentando de la misma manera, por suerte tenemos a Jesús como modelo, y, si pecamos tenemos a Jesús como Redentor intercesor y Mediador, el diablo está vencido