domingo, 15 de mayo de 2022

El viejo cura


El viejo relato del cura al que Dios mostró que no todo es lo que parece en la comunión
Esta es una historia leída hace tiempo en un libro bellísimo, que se titulaba, “vive tu vida”, era un libro espiritual muy bueno
Pues bien, voy con la historia
“Había una vez un anciano sacerdote, que tenía miedo de dar la Sagrada Comunión a cristianos que no estuviesen en Gracia
Así pues hizo la petición de saberlo a su ángel, este de parte de Dios le dijo, que se le concedía, pero que tendría que darla igual, no podía dar un escandalo en La Iglesia
Y, le dio la señal que solo él vería por la que sabría quienes eran unos y otros
Al principio la cosa fue bien
Pero de pronto, vio acercarse a los que él tenía por buenos cristianos y buenas personas, además algunos eran sus penitentes, o de otros curas de la parroquia, sin embargo la señal que el ángel le había dado le decía que estaban en pecado grave
A continuación vinieron unos a los que al buen cura, dio ganas de salir corriendo, gente de la que no hacía falta señal alguna para saber que estaban en pecado, sin embargo la señal los marcaba como enteramente limpios, el cura les dio la comunión
Y, al acabar la Misa, invoco a su ángel, para “regañarlo”
“No está bien la burla que has hecho a este pobre cura, me has presentado a los buenos como malos, y a los malos como buenos”
El ángel se le apareció de nuevo y le dijo, que nada de eso era cierto, los que él tenía por buenos, habían faltado gravemente al amor al prójimo, por lo tanto estaban en pecado, y, en pecado habían recibido la Eucaristía,  los que él tenía por pecadores, y es cierto habían cometido graves faltas, sin embargo se habían arrepentido, y, antes de acudir a Misa, habían ido a la iglesia más cercana, que abría más temprano, se habían confesado y estaban en Gracia
El sacerdote dio las gracias al ángel y le pidió perdón, por haberse metido de juez de conciencias, algo reservado a Dios
A él le tocaba enseñar a sus fieles que no podían comulgar en pecado, y, también examinar su conciencia, porque él también era un pecador.